CrónicaPoética @Davpapelcronica

lunes, 18 de octubre de 2010

SONETO AL AMOR

Cuántas veces, amor, por retenerte
puse a tus pies mi juventud rendida.
Y cuántas a pesar de estar herida
te la volví a entregar por no perderte!

Cuántas veces también, altivo y fuerte,
por alcanzar la gracia prometida,
me batí frente a frente con la vida,
o me hallé cara a cara con la muerte!

Y hoy, cuando mi ilusión vuelve a tu lado
trayéndole al misterio de tu hechizo
la pluma azul del pájaro encantado,

torna otra vez a mi pupila el lloro
al mirar desde el puente levadizo
que está cerrado tu castillo de oro.

ALBERTO ÁNGEL MONTOYA (colombiano)

GOZOS DEL DOLOR DE AMOR

Divina desgarradura
del alma. Lento morir
de dolor.
Bendita tu quemadura
que me ha enseñado a sufrir
por amor.

Pensé un día que el amar
fuera liviano placer
sin espinas;
pero he visto, a mi pesar,
que es un puro padecer
penas divinas.

Mas bendigo mi dolor
y bendigo la amargura
que me acosa,
y este callado terror,
y esta sed, y esta ternura
dolorosa.

Si yo supiera cantar,
con qué celestial lamento
cantaría.
Cantar fuera mi llorar,
¡con que melodioso acento
lloraría!

Cuando los hombres sufridos
padecen tribulaciones,
llanto y mengua,
son más dulces sus gemidos,
son más suaves las canciones
de su lengua.

Pero cantar olvidé
y están ya secas las fuentes
de mi llanto ...

¿Qué se hizo, adónde fué,
de aquellas horas ausentes,
el encanto?

La luz de mis alegrías,
el rayo de mi esperanza,
¿dónde fueron?
De aquellos pasados días,
el ardor y la pujanza
¿qué se hicieron?

Yo he perdido corazón,
juicio, voluntad, placer
y sosiego;
me consume la pasión
y sólo sé amar y arder
en este fuego.

Supe mirar y cegué,
supe hablar y enmudecí
en hondo abismo;
yo, que tan claro me vi,
desde que amo no sé
de mí mismo.

¡Fuerte amor, santa piedad
que me avivas y me inflamas
con tu ardor!
¡Oh congoja! ¡Oh caridad!
¡Oh pena y deleite! ¡Oh llamas
del amor!

Se hundió en mi carne el cauterio:
salió el alma por la herida;
quedé inerte;
sentí el terror del misterio ....
¡del misterio de la vida
y de la muerte!

Pero en el trágico instante,
¡oh fuentecilla que bañas
mi cercado!,
miré en tu espejo el semblante
que yo tengo en las entrañas
dibujado.

Sobre el cristal de la fuente
rutilaban como estrellas
sus pupilas ...
¡con un mirar tan clemente!,
¡con unas luces tan bellas
y tranquilas!

¡Amor! de tu flecha herido,
yo olvidé mis pesadumbres,
mis enojos,
y vi el cielo prometido
viendo las serenas lumbres
de tus ojos.

¿Qué importa vivir penando
y sentir en noche oscura
poco sueño,
si el alma vela, gozando
de la altísima hermosura
de su dueño?

Si el espíritu se enciende,
¿dónde habrá para esta tea
noche obscura?
Locura de amor me prende.
¡Dulce amor! ¡Bendita sea
tu locura!

Tú me enseñaste a sufrir,
tú me enseñaste a gozar
padeciendo.
Tú me enseñaste a vivir,
tú me enseñaste a triunfar
resistiendo.

Yo darte el alma he querido,
para que en ella ejercites
tu rigor.
¡Con tus dardos la has herido;
tenla, pero no le quites
su dolor!
RICARDO LEÓN (español)

AMOR ANTIGUO

Amor antiguo, cuya sombra empaña
mi cariñosa propensión de ahora,
eres como una sombra de montaña
sobre el encendimiento de la aurora.

Amor antiguo, cuya pesadumbre
traba la agilidad de mi alegría,
eres la tiranía de la cumbre
contra la libertad del mediodía.

Amor antiguo, cuya voz sofoca
la nueva vocecita del cariño,
eres palabra de proyecta boca
en una boca inédita de niño.

Amor antiguo, cuyo sentimiento
hace caber el mundo en nuestro llanto,
eres el alma convertida en viento
y eres el viento convertido en canto.

Amor antiguo, cuya remembranza
cada amorosa perspectiva cierra,
eres esa emoción que sólo alcanza
quien se acuerda del mar desde la tierra.

FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ (argentino)

EL QUERER

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
¡bien lo saben los que aman!

Loco me pongo si escucho
el ruido de tu falda,
y el contacto de tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza,
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura
una duda que me mata
que quisiera en un abrazo
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,
de curar no hay esperanza,
que en la sed de este amor loco
tu eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora
en que contemplé tu cara,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana.

Maldita sea la sed
y maldita sea el agua,
maldito sea el veneno
que envenena y que no mata.

MANUEL MACHADO (español)

AMOR

Amor que vida pones en mi muerte
como una milagrosa primavera:
ido ya te creí, porque en la espera,
amor, desesperaba de tenerte.

era el sueño tan largo y tan inerte,
que si con vigor tanto no sintiera
tu renacer, dudara, y te creyera,
amor, sólo un engaño de la suerte.

Mas te conozco bien, y tan sabido
mi corazón, te tiene, que, dolido,
sonríe y quiere huirte y no halla modo.

Amor que tornas, entra. Te aguardaba.
Temía tu regreso, y lo deseaba.
Toma, no pidas, porque tuyo es todo.

MANUEL MAGALLANES MOURE (chileno)

SONETO

Esta necesidad de sacrificio
que me hace vivir como muriendo
me subleva de modo que no entiendo
cómo me tiene amor a su servicio.

Quédese amor, y váyase el suplicio
que de antaño me tiene padeciendo!
el alma claro me lo está diciendo
que amar amor es amar sacrificio.

¡Ay, qué ser tan tenaz! ¡Ay cuánto exiges,
amor, de los que están a tus mandatos!
¡Ay alma, cómo gozas si te afliges!

¡Y qué bien miro lo que voy perdiendo!
¡Y qué bien miro que son insensatos
los que quieren vivir como muriendo!

ALFONSO REYES (Mexicano)

ALBORADA

Pero es verdad, amor, que hecho ternura,
de la ruta del tiempo desprendida,
meciste mi ilusión, recién nacida
a la vera oscura encrucijada?

Pero es verdad, amor, que una alborada
relámpagos de luz en unos ojos,
alumbraste los tímidos despojos
de un cadáver en viva sepultura?

Fue cierto, amor? Aun cuando más oscura
surge la selva cuando el rayo enciende
su ráfaga de luz en la espesura.

Si fue verdad, amor, y si contigo
el pasado un instante fue presente
por ese instante, amor, yo te bendigo.

SYLVIA LORENZO (Colombiana)

miércoles, 13 de octubre de 2010

AMOR

Un deseo constante de alegría;
una urgencia perenne de lamento
y el corazón, -campana sobre el viento-
estrenando badajos de elegía.

Morir mil veces en un solo día
y otras tantas quemar el pensamiento
en la resurrección, que es el tormento
de pensar en la próxima agonía.

Ver en pupilas de mujer un llanto
y sorprenderlo convertido en canto
al soñar en un niño que lo vierte.

Esto es amor, candela estremecida
empujando la noche de la vida
hacia la madrugada de la muerte.

CARLOS CASTRO SAAVEDRA (colombiano)

¡AMOR!

¡Oh eterno Amor, que en tu inmortal carrera,
das a los seres vida y movimiento,
con qué entusiasta admiración te siento,
aunque invisible, palpitar doquiera!

Esclava tuya la creación entera,
se estremece y anima con tu aliento,
y es tu grandeza tal, que el pensamiento
te proclamara Dios, si Dios no hubiera.

Los impalpables átomos combinas
con tu soplo magnético y fecundo:
tú creas, tú transformas, tú iluminas,

y en el cielo infinito, en el profundo
mar, en la tierra atónita dominas,
¡Amor, eterno Amor, alma del mundo!

GASPAR NUÑEZ DE ARCE (español)

AMOR Y MUERTE

De GIACOMO LEOPARDI (italiano)

Hermanos a la vez creó la suerte
al amor y a la muerte.
Otras cosas tan bellas
en el mundo no habrá ni en las estrellas.
Nacen de aquél los bienes,
los placeres mayores
que en el mar de la vida el hombre halla;
y todos los colores,
todo mal borra ella.
Bellísima doncella,
de dulce ver, no como
se la imagina la cobarde gente,
al tierno Amor le hace
compañía frecuente,
y el camino mortal juntos recorren
y a todo corazón más sabio
que el herido de amor, ni que la vida
infausta más desprecie,
ni que por otro dueño
como por éste los peligros busque;
donde tu llama prende,
amor, nace el aliento
o se despierta; y su saber en obras,
no, como suele, en pensamiento vano,
muestra el linaje humano.

Cuando encendidamente
nace dentro del alma
un afecto amoroso,
juntamente con él un misterioso
lánguido anhelo de morir se siente;
cómo, no sé; mas ésta es la primera
señal del verdadero amor potente.
Quizás a la vista entonces
espanta este desierto; acaso espera
el mortal que ha de hallar inhabitable
la tierra sin aquella
nueva, sola, infinita
felicidad que su pensar figura;
mas presintiendo el corazón por ella
terrible tempestad, quietud ansía
y refugio apetece,
ante el fiero deseo
que en torno ruge y todo lo oscurece.

Cuando lo envuelve todo
la formidable fuerza
y fulmina en el alma afán constante,
¡cuántas veces te implora
con intenso deseo,
oh dulce muerte, el dolorido amante!
¡Cuántas veces, oh, cuántas a la noche
o al alba abandonándose rendido
juzgó gran dicha que jamás pudiera
despertar de su sueño
ni ver la luz amarga nuevamente!
Y al son a veces de la triste esquila,
del canto que conduce
a los que mueren al eterno olvido,
con suspiros ardientes
de lo íntimo del pecho envidia tuvo
de aquel que bajo tierra a habitar iba.
Hasta la tosca plebe,
el labriego, que ignora
toda virtud que del saber deriva,
hasta la joven tímida y esquiva,
que de la muerte al nombre
sentía sus cabellos erizarse,
contemplan ya la tumba y el sudario
con un mirar de fortaleza lleno,
y en hierro y en veneno
meditan largamente,
y aun en su indocta mente
la gentileza del morir comprenden.
Tanto a la muerte inclina
de amor la disciplina. Y es frecuente
que la interna pasión llegue a tal punto
que la fuerza vital no se sostenga,
y ceda el cuerpo frágil
a la terrible lucha, y de esta suerte
por fraterno poder triunfe la muerte,
o tanto instigue amor en lo profundo
del corazón que el tosco campesino
y la tierna doncella
con mano violenta
su carne juvenil den a la tierra.
Ríe entonces el mundo,
al que el cielo vejez y paz consienta.

Al ferviente, al dichoso,
al animoso ingenio
conceda el hado alguno de vosotros,
dulces dueños, amigos
del humano linaje,
cuyo poder no hay quien aventaje
en el mundo, pues sólo la potencia
del hado es superior a vuestra esencia.
y tú, a quien ya desde mis verdes años
honrando siempre invoco,
bella muerte, piadosa
tan sólo tú de la aflicción terrena,
si celebrada fuiste
alguna vez por mí, si del mezquino
vulgo la ofensa a tu esplendor divino
enmendar un día quise,
no tardes más, mis ruegos
vehementes escucha,
¡cierra mis ojos tristes
para siempre a la luz, reina del tiempo!
Me hallarás ciertamente, a cualquier hora
en que tus alas hacia mí despliegues,
levantada la frente, apercibido,
resistiendo al destino;
la mano que al herirme se colora
con mi sangre inocente
no he de colmar de elogios
ni bendecir, cual hace
por antigua ruindad la humana gente;
toda vana esperanza en que se engañan
como niños los hombres,
todo necio consuelo
desecharé, y a nadie en tiempo alguno,
¡oh muerte!, he de aguardar sino a ti sola;
tan sólo el día esperaré sereno
en que decline adormecido el rostro
en tu virgíneo seno.

Versión de ANTONIO GÓMEZ RESTREPO (colombiano)

AMOR

El amor es la vida, y la vida es amor;
engendra la locura y abre paso al delirio;
purgatorio de goces y cielo de martirio;
su dolor es tan fuerte, que su dicha es dolor.

Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes;
con puñales y flores hace ramos dorados...
Es el mayor pecado de todos los pecados,
y la virtud más grande de todas las virtudes.

El amor es el perfume, y el néctar, y es veneno;
es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón...

Es débil como un niño, como un Hércules fuerte;
el amor es la flecha que nos causa la muerte
y tiene el privilegio de la resurrección

JOAQUÍN DICENTA (español)

domingo, 22 de agosto de 2010

ÍTACA

C. Kavafis (1863 - 1933)

Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
ruega que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de descubrimientos.
A Lestrigones, Cíclopes,
al colérico Poseidón –no temas:
nunca mientras altos sean tus pensamientos
mientras una extraña emoción
estimule tu alma y tu cuerpo.
A Lestrigones, Cíclopes,
al fiero Poseidón, nunca encontrarás
a menos que en tu alma los lleves dentro,
a menos que tu alma los ponga ante ti.

Ruega que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano en que,
con gran placer y alegría,
entres en puertos desconocidos;
podrías detenerte en los mercados de Fenicia
y comprar hermosas cosas,
coral y nácar, ámbar y ébano,
toda clase de perfumes sensuales…
adquiere tantos como puedas;
podrías visitar muchas ciudades egipcias
y no dejar de aprender de sus sabios.

Que siempre Ítaca esté en tu pensamiento.
Llegar ahí es tu destino.
Pero nunca apresures el viaje.
Es preferible que dure años,
que seas viejo cuando alcances la isla,
rico con todo lo que habrás ganado en el camino,
sin esperar que sea Ítaca la que te haga rico.
Ítaca te dio un maravilloso viaje.
Sin ella no habrías partido.
Pero ya no tiene más que darte.

Y si la encuentras pobre, no creas que Ítaca te ha engañado.
Sabio como te has hecho, tan pleno de experiencia,
habrás entendido lo que significan las Ítacas.

Si estuvieras aquí

Manuel Altolaguirre.

Si estuvieras aquí,
frente a este mundo
de silencio y blancura,
después de recorrer con la mirada
las bajas nubes y las altas nieves,
el resumen gozoso del paisaje
encontraría en tus ojos.
Pero tu ausencia es ciega.
Los ojos que recuerdo al recordarte
a otros lugares miran.
Ni presienten ni ven esa hermosura.
Los hondos ríos, el lago, las montañas,
el clarísimo frío de mi frente,
distintos son del fuego de tus labios,
de tus ojos, del mar; de tus llanuras.
Si yo pudiera a tu recuerdo darle
vida, o si pudiera al menos,
convertirme en un recuerdo tuyo,
viviendo sólo donde tú me pienses,
si fuera el cuerpo lo invisible
y el alma lo real,
me verías siempre,
y esta luz, este cielo, estos declives,
serían un blanco sueño.

No rechaces los sueños por ser sueños...

Pedro Salinas

No rechaces los sueños por ser sueños.

Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.

Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:

«Yo soy el sol, los cielos, el amor.»

Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola.

Soñar es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.

Sólo muere un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

Para toda la vida...

Rafael de león.

¿Me quieres, amor, me quieres?
¡Sí, para toda la vida!...

y era yo quien preguntaba,
siempre soñando una espina,
siempre rondando una duda,
siempre imaginando heridas.

"¿Me quieres, amor, me quieres?"
¡Sí, para toda la vida!...

Tardes, madrugadas, noches,
mañanas y mediodías;
en el balcón, en la calle,
en el sueño, en la vigilia,
siempre, siempre preguntando,
corazón, si me querías,

y de pronto, no sé cómo,
sin una razón precisa,
mi voz amarga y cansada
se fue quedando dormida,
y cayó sobre mi alma
una lluvia dulce y fina
que se fue cristalizando
en nieve delgada y fría.
y ya no pregunté más,
corazón, si me querías.

Ahora, eres tú quien se queja,
quien pregunta y quien suspira
¿Me quieres, amor, me quieres?,
me dices con voz dolida...

y yo, de la misma forma
con que tú me respondías,
escondiendo la verdad
debajo de la mentira,
te digo ausente y lejano:
—¡Sí, para toda la vida!...

martes, 13 de julio de 2010

BALADA

De GUIDO CAVALCANTI (italiano)

Los ojos de la bella labradora
turban de modo tal la mente mía,
que en ella solamente se emplearía.

En cuanto ella me mira, me acobardo;
siente mi corazón como un temblor,
y nace de sus ojos, porque ardo,
un delicioso espíritu de amor;
y tiene para mi tanto valor,
que cuando él llega mi alma se desvía,
pues gozar su presencia no podría.

Siento luego surgir más de un suspiro
cuando de ella la mente me razona,
y penas por el aire llover miro
que matan de dolor la mi persona.
toda virtud entonces me abandona
hasta perder conciencia de mi ser,
y de la muerte créome en poder.

Tan quebrantado me hallo, que merced
no me atrevo siquiera a reclamar;
y encuentro a amor que dice: ella se ve
tan gentil que no puedo imaginar
que haya alguien que se atreva a la mirar,
y no exclame, vencida su porfía,
“si la mirase al punto moriría”.

Balada, cuando estés por dicha enfrente
de mi dulce aldeana, le hablarás
de mis congojas dolorosamente.
Dila: “el que a vos me manda está en desgracia,
más dice que esperar no osa la gracia
de hallar piedad, de tanta cortesía,
que a su amada hacer pueda compañía”.

Versión de F. MARISTANY (español)

BENDITO SEA EL AÑO. . .

De FRANCESCO PETRARCA (italiano)

Bendito sea el año, el punto, el día,
la estación, el lugar, el mes, la hora
y el país, en el cual su encantadora
mirada encadenóse al alma mía.

Bendita la dulcísima porfía
de entregarme a ese amor que en mi alma mora,
y el arco y las saetas, de que ahora
las llagas siento abiertas todavía.

Benditas las palabras con que canto
el nombre de mi amada; y mi tormento,
mis ansias, mis suspiros y mi llanto.

Y benditos mis versos y mi arte
pues la ensalzan, y, en fin, mi pensamiento,
puesto que ella tan sólo lo comparte.

Versión de F. MARISTANY (español)

¡CUAN BELLA SOIS, SEÑORA!

De LUDOVICO ARIOSTO (italiano)

¡Cuán bella sois, señora! Lo sois tanto,
que yo no vi jamás cosa más bella;
miro la frente y pienso que una estrella
mi senda alumbra con un brillo santo.

Miro la boca, y quedo en el encanto
de la dulce sonrisa que destella;
miro el áureo cabello, y veo aquella
red que amor me tendió con tierno canto.

Y de terso alabastro el seno y cuello,
los brazos y las manos, finalmente,
cuanto de vos se mira o bien se cree.

Es admirable ¡oh si!... y a pesar de ello
permitid que os lo diga osadamente:
mucho más admirable es aun mi fe.

Versión de F. MARISTANY (español)

SENSACIONES DE AMOR

De Antar Ben scedad (árabe)

Al aire en entorno mío le embalsama
embriagante perfume de jazmín.
¿Es la flor olorosa lo que siento,
o es acaso su aliento?
No lo pudiera el corazón decir.

De un gorjeo dulcísimo, lejano,
perciben mis oídos la inflexión.
¿Acaso en el aire trina un ave?
El alma no lo sabe:
Pudiera ser el eco de su voz.

¿Qué contemplan mis ojos asombrados?
¿Ricas perlas de nítido matiz,
que aquí trajera un mercader de oriente,
o la mirada ardiente
adivina su boca al sonreír?

Miro un rayo de luz iluminando
con su fulgor el vasto espacio azul.
¿Es la luna que elevase en el cielo
o acaso el velo
van sus pupilas destellando luz?

En el Oasis próximo se mueve,
cuando apenas la puedo distinguir,
del tamarindo la crujiente rama,
¿O es que, acaso, me llama
su mano, con un frémito sutil?

¿Has clavado en la arena algún guerrero
su poderosa lanza? No lo sé.
que el corazón he dado rienda suelta,
y al verla tan esbelta
adivino su forma de mujer.

¿Es un narciso oculto lo que miro
en el plantel de flores del jardín,
y su albura mis ojos maravilla?
¿O es su blanca mejilla,
más fresca que las flores del pensil?

* * *

¿Veis cómo la adoro?
¿Veis cómo deliro?
Siempre entorno de ella
gira el corazón.
Y mi pecho exhala
férvido suspiro,
latiendo incansable
con ansias de amor.

¡Abla! ¡Oh, dulce nombre
de la amada mía,
donde se concentran
raudales de luz,
germen fecundante
de mi poesía,
que encantas las horas
de mi juventud!

A los enemigos,
cándida doncella,
no temas, arteros,
mientras viva yo,
que en vano me oponen
injusta querella,
mientras lucha el brazo
con rudo valor.

Versión de CARMELA EULATE SANJURJO (española)

SEDUCCIÓN

De Kushal Khan (afgán)

Tus undosos cabellos,
Que a tu rostro dan sombra,
A la espalda te caen
Y fulgura radiosa
Tu pupila brillante,
Y se ría tu boca.

Y me embriaga los ecos
De tu voz melodiosa,
Como el vino aromático,
Que se vierte en las copas:
¡ay qué dulce es tu beso
Y que fresca es tu boca!

Y al mirar tus mejillas,
Que son hojas de rosa,
Mis pupilas contemplan,
Fascinadas, absortas,
Los hoyuelos formados
Al reír de tu boca.

Y tu beso dulcísimo
Cual la flor, tiene aroma:
El perfume del cáliz
Con que embriaga la rosa,
Y las almas seduces
Al besar de tu boca.

Tus traiciones olvido,
¡es tu faz tan hermosa!
Cuando dices mirándome:
“¡Mis pecados perdona!”
Y se ríen tus ojos,
Como ríe tu boca.

Mis amigos te llaman
Desleal, veleidosa,
¡mas no hay otra tan bella!
¡toda el alma me roban
Tus pupilas negrísimas,
Y el reír de tu boca!

Versión de CARMELA EULATE SANJURJO (española)

A SU AMADO

De SAPHO (griega)

Igual parece a los eternos dioses
quien logra verse frente a ti sentado;
¡feliz si goza tu palabra suave,
suave tu risa!
•••
A mí en el pecho el corazón se oprime
sólo en mirarte: ni la voz acierta
de mi garganta a prorrumpir; y rota
calla la lengua.
•••
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
presto discurre: los inciertos ojos
vagan sin rumbo; los oídos hacen
ronco zumbido.
•••
Cúbrome toda de sudor helado;
pálida quedo cual marchita yerba;
y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
muerta parezco.

Versión de M. MENENDEZ Y PELAYO (español)

FOR EVER

A Juan T. Mejía y Porfirio Herrera

Cuando esta frágil copa de mi vida,
que de hermosuras rebosó el destino,
en la revuelta bacanal del mundo
ruede en pedazos, no lloréis, amigos.
Haced de un rincón del Cementerio,
sin cruz ni mármol, mi postrer asilo,
después, ¡oh! mis alegres camaradas,
seguid vuestro camino.
Allí, solo, mi amada misteriosa,
bajo el sudario inmenso del olvido,
¡cuán corta encontraré la noche eterna
para soñar contigo!

Fabio Fiallo (puertorriqueño)

EL RETRATO DE LA AMADA

De Anacreonte (griego)

¡Oh, pintor excelente!
Del arte dueño en la florida Rodas;
Para que pintes a mi ninfa ausente
Vengo a contarte sus bellezas todas:

Sus fértiles cabellos
Imiten los plumones de las aves,
Y si la cera lo consiente, en ellos
De esencias pon los hálitos süaves;

Bajo la oscura mancha
De la melena undívaga y dispersa,
En grácil línea, de su enfrente ensancha
El ara ebúrnea, luminosa y tersa;

Porque la curva ceja
No se junte a su hermana ni se aparte
Huyendo esquiva su gentil pareja,
Con albo punto sus dominios aparte;

La lumbre de sus ojos
Luz de carbones encendidos sea;
Imita los de Palas sin enojos
Y el húmedo mirar de Citerea;

Deshoja en leve taza
De leche campesina frescas rosas,
Y mojado el pincel, su nariz traza
Y de su faz las tintas ruborosas;

En su boca menuda
Finja reclamos tu inspirado toque:
Incite al beso con palabra muda,
Y a desatar sus pétalos provoque;

De la garganta en torno
Las Gracias juguetonas revolando,
Escuden con sus alas el contorno
Del móvil cuello repulido y blando.

De su carne divina
Muéstrenos tu pincel blanco destello,
Que el ojo tras la púrpura adivina
El ágil tallo inmaculado y bello.

Amor mi labio sella. . .
Escucha la esperanza que me enciende:
¡ya ven mis ojos la sin par doncella
Que de tu claro lienzo se desprende!

Versión de Guillermo Valencia (colombiano)

JARAHUI

Llorar. . . llorar, igual que esta fontana
Y khatira tendría
Para su sed mis lágrimas.

Florecer. . . Flores como esta mayhua. . .
Khatira me pondría
En el sagrado vaso de su alma.

Cantar. . . cantar igual que esta urpi ufana. . .
Khatira me daría
Su corazón como florida rama.

Ser luz. . . ser luz de estrella solitaria
Khatira me tendría
Frente a su vida como eterna lámpara. . .

Jesús Lara (boliviano)

TU QUEJA

Enarenado de oro y de jacinto
se cubrió de violetas el sendero
de tus orejas que un dolor austero
fue recorriendo con su alfanje al cinto.

Eros alado, el inmortal flechero,
te miraba llorar desde su plinto;
el venusto rosal, en rosa tinto,
imploraba a la flor del limonero.

Cayó el poniente de tu rostro en mi hombro
y se alargó el crepúsculo en asombro
del líbico negror de tu quedeja.

Y a modo de bellísima azafata
la noche vino, con piel de plata,
por el oro y Jacinto de tu queja.

Roberto Brenes Mesén (costarricense)

SÁBADO

Te alejas, como siempre, a la hora en que el crepúsculo
vuelve de un lila dulce las garzas de tus manos
que vuelan en la tarde entre los cabrilleos
de las primeras luces vesperales del sábado.

Y la calle te arroya con su explosión de ruidos,
y de ti sólo queda un íntimo recuerdo
que se anuda a mi vida llenándola de aquella
luz lila de las garzas de tus manos en vuelo.

Y evocándote escucho cómo rasgas el aire,
con alas migratorias, al volar tus palabras;
y la lumbre violeta de la tarde se azula;
para velar tus sueños y alentar mi esperanza.

Martín Paz (centroamericano)

EL AMANTE INSOMNE

Viene soplando el polvo de las hojas
La brisa que ha dormido en las montañas;
Viene disolviendo oro,
Deshaciéndose en lágrimas
Detrás de los corvos montes
La aurora tibia y pálida;
Oh, luz, armonía, éter,
Vida, rubia mañana!
El amor no ha dormido…
-buenos días, amada.

Francisco Gavidia (salvadoreño)

domingo, 27 de junio de 2010

LA HORA UNCIOSA

Vengo cansado y triste, buscando los divinos
remansos de tus ojos para lavar mi herida:
¡Traigo en el pecho el sello sangriento de la vida;
y en la sandalia el polvo de todos los caminos!

Pongo en tus manos castas el alma dolorida,
que ha menester de ingenuos ensueños cristalinos...
¡Y sean tus afectos los astros vespertinos,
ungiendo de dulzura la tarde de mi vida!

Y así como sentiste, en horas invernales,
errantes golondrinas llamar a tus cristales,
en busca del amparo piadoso de tu seno;

¡Hoy llegan mis amores, como aves extraviadas,
para anidar el dulce calor de tus miradas,
ansiosas de un refugio: tu espíritu sereno...!

Enrique Bianchi ( Uruguay )

LA AMADA Y EL VERBO

Quisiera hacer romance oscuro
En donde sólo tú brillases.
Convocar palabras sencillas
Enhebradas en el romance
Por el hilo de tu voz clara
Que prestaría sus contrastes.

Ojalá pudiera tejer
Poema sólo hecho de aire
Que le sirviera a tu figura
De contorno, como a la frase
Sirve la letra de continente
Sin alterar su interna clave.

Que careciera de metáforas
Para que fueras tú la imagen.

Llamo a los cedros y pisquines
Y a palomas color de viaje,
Para que den matiz y forma
A la loa para loarte.

Porque tú eres la inasible
Que ninguna palabra logra.

La palabra cuando contempla
Tu alta hermosura, presurosa
Se desliza sobre el papel
Para recatarse en la sombra.

Edificaré mi poema
Con asonante rima sorda.

Sólo, el agua de pies ligeros,
La fugaz y perenne rosa,
La golondrina corta nubes,
El grillo de arpa herrumbrosa,
Como silaba naturales
De vegetal y animal oda,
Pueden elogiar tu belleza
En un idioma que no es idioma,
Sino decir de cedros altos
Y ágiles cuellos de palomas.

Álvaro Restrepo Vélez (colombiano)

A ELLA

Semejas esculpida en el más fino
hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso
y eres embriagadora como el vino.

Y mientes: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.

obrando tú como rapaz avieso,
correspondiste con la trampa el trino,
por ver mi pluma y torturarme preso.

No así el viandante que se vuelve a un pino
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.

Salvador Diaz Miron (mexicano)

SERENATA

De Henry Wadworth Longfellow

Estrella de la tarde sosegada,
En lo más hondo del azul prendida,
Apaga el brillo de tu luz dorada,
Que está dormida,
Dormida.

Luna estival de la noche callada,
Sobre el lejano monte suspendida,
Esconde ya tu claridad plateada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.
Céfiro de la noche perfumada,
Sobre la madreselva retorcida
Suspende ahora tu carrera alada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.

Ensueños de la noche enamorada,
Decidle quedo que mi amor la cuida,
Cuando en su lecho cálido acostada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.

Versión de Jose Coronel Urtecho (nicaragüense)

MANO FEMENINA

De Theodor-Woldsen Storm (Alemán)

No ignoro que las quejas y el reproche
Nunca en tus labios hallarán palabras;
Pero el silencio de tu dulce boca
Es la elocuencia de tu mano pálida.

Mano en la cual eternicé mis ojos,
Su puro trazo de dolor nos habla:
Noches de insomnio que pasó, extendida,
Cubriendo un corazón que se apagaba.

Versión de A. Haas (español)

¡OH, VEN Y CIÉRRAME LOS OJOS…!

De Theodor-Woldsen Storm (Alemán)

¡Oh, ven y ciérrame los ojos
Con las tus manos adoradas,
Y bajo de ellas mis angustias
Reposarán así de endulzadas!

Cual se adormece, ola tras ola,
Nuestro dolor, nuestra pasión,
Cual cesa el último latido
Revivirá mi corazón.
Versión de F. Maristany (español)

PREGUNTA

De Theodor-Woldsen Storm (Alemán)

Dices que cuando, sola, sufres en tu aposento
largas noches de insomnio, surjo en tu pensamiento;
dices que entonces piensas en mí.
En tu alcoba difúndese el oro mañanero,
a tu paso divino se alegra el mundo entero. . .
Díme entonces si piensas en mí.

Versión de A. Haas (español)

MUERTE DICHOSA

De Ludwig Uhland (alemán)

Muerto estaba de amor; amortajaron
en sus ebúrneos brazos mis despojos,
sus labios me besaron
y vi la luz del cielo en sus dos ojos.

Versión de Jaime Marti-Miquel (español)

SONRISA DE VOLUPTUOSIDAD

De Saadi (persa)

En su pecho descansa su cabeza
y en tu mano la suya, palpitante:
su pecho se estremece con largueza
y sus ojos se cierran un instante.

Asoman ya sus dientes de diamante
en labios carmín; contén tu prisa:
si tomas posesión de aquella carne
perderás el sabor de su sonrisa.

Versión de Pedro Guirao (español)

LA TRENZA

De Omar Khayyam (Persa)

Procura desatar
los nudos de la trenza perfumada
de la mujer amada
que premia tu labor con dulces besos,
antes de que los nudos de tus huesos
se vean destrozados
y rotos y por siempre desatados.

Versión de Pedro Guirao (español)

martes, 8 de junio de 2010

Amor

Amor de roto cauce sorprendido,
pequeño amor de desolada espiga;
rayo del corazón reconocido
por la secreta mies de mi fatiga.

Llama y ceniza, tiempo renacido
en los mismos caballos que fustiga,
río de soledad despavorido,
oculta forma que a la voz se liga.

Ansiedad de las sombras entregando
sus estrellas marchitas, clara fuente
su propio caminar iluminando.

Próxima espada del gemido ausente,
instante sus esferas prolongando,
agonía y amor eternamente.

Fernando Arbeláez (colombiano)

Rondel

Amor, deliciosa mentira,
áspero amor, abur. . . ¡abur. . .!
Es de ceniza vuestro azur,
amor, deliciosa mentira. . .!

Por vos el poeta delira
en Brujas, Tokio y Nischapur. . .
Amor, deliciosa mentira,
áspero amor, abur. . . ¡abur. . .!

–*–

Amor, deliciosa mentira,
áspero amor, retórna, vén!
Tu pena es el único bien,
amor, deliciosa mentira...

Mi corazón, ebrio, delira!
Mi corazón... tómalo!, tén! . . .
Amor, deliciosa mentira,
áspero amor, retórna, vén!

–*–

Amor otra vez su perfume
riega en mi esquiva soledad...
De Cypris trae, y de Bagdad,
amor otra vez su perfume. . .

Ya no mi ser gestos asume
de fingida serenidad:

amor otra vez su perfume
riega en mi esquiva soledad!

León de Greiff (colombiano)

ROGATIVA A MI CORAZÓN

Nadie te supo comprender,
Nadie sufrió con tu dolor;
Una mujer y otra mujer;
¡Siempre el engaño del amor!

Sacude tu agria lasitud,
Ahoga todo tu penar;
Que la carcoma del laúd
Nadie la puede adivinar.
¡Que siempre sea mi cantar
Una canción de juventud!

Fea es la luna ¿No es verdad?
Es enfermizo su claror;
Ella dejó sin heredad
Tanto poeta soñador.

Sueña un fantástico jardín
De extravagante floración,
Y ríe, ríe, corazón,
Con un trinar de mandolín.

Como un guerrero medieval
Ve a rescatar a Jerusalén.
Besa la cruz de tu puñal
Y sigue en pos del ideal
En tu soberbio palafrén.

Haz todo rojo tu pendón,
Enamorado paladín,
Y como irónico festón
Deja colgados del arzón
Los cascabeles de Arlequín.

Enciende toda tu emoción
En las quimeras que vendrán,
Y que tu aroma de perdón
Lleven en lenta procesión
Las golondrinas que se van.

Y cuando veas ondular
Una silueta de pasión,
Medita en el dolor de amar:
Yo te lo ruego corazón.

Pedro Sienna (chileno)

DIVAGACIÓN

¿Vienes? Me llega aquí, pues que suspiras,
un soplo de las mágicas fragancias
que hicieron los delirios de las liras
en las Grecias, las Romas y las Francias.

¡Suspira así! Revuelen las abejas,
al olor de la olímpica ambrosía,
en los perfumes que en el aire dejas;
y el dios de piedra se despierta y ría.

Y el dios de piedra se despierte y cante
la gloria de los tirsos florecientes
en el gesto ritual de la bacante
de rojos labios y nevados dientes:

En el gesto ritual que en las hermosas
Ninfalias guía a la divina hoguera,
hoguera que hace llamear las rosas
en las manchadas pieles de pantera.

Y pues amas reír, ríe, y la brisa
lleve el son de los líricos cristales
de tu reír, y haga temblar la risa
la barba de Términos joviales.

Mira hacia el lado del boscaje, mira
blanquear el muslo de marfil de Diana,
y después de la Virgen, la Hetaíra
diosa, blanca, rosa y rubia hermana.

Pasa en busca de Adonis; sus aromas
deleitan a las rosas y los nardos;
síguela una pareja de palomas,
y hay tras ella una fuga de leopardos.

* * *

¿Te gusta amar en griego? Yo las fiestas
galantes busco, en donde se recuerde,
al suave son de rítmicas orquestas,
la tierra de la luz y el mirto verde.

(Los abates refieren aventuras
a las rubias marquesas. Soñolientos
filósofos defienden las ternuras
del amor, con sutiles argumentos,

mientras que surge de la verde grama,
en la mano el acanto de Corinto,
una ninfa a quien puso un epigrama
Beaumarchais, sobre el mármol de su plinto).

Amo más que la Grecia de los griegos
la Grecia de la Francia, porque Francia,
al eco de las Risas y los Juegos,
su más dulce licor Venus escancia.

Demuestran más encantos y perfidias,
coronadas de flores y desnudas,
las diosas de Glodión que las de Fidias;
unas cantan francés, otras son mudas.

Verlaine es más que Sócrates; y Arsenio
Houssaye supera al viejo Anacreonte.
En París reinan el Amor y el Genio.
Ha perdido su imperio el dios bifronte.

Monsieur Prudhomme y Homais no saben nada.
Hay Chipres, Pafos, Tempes y Amatuntes,
donde el amor de mi madrina, un hada,
tus frescos labios a los míos juntes.

Sones de bandolín. El rojo vino
conduce un paje rojo. ¿Amas los sones
del bandolín, y un amor florentino?
Serás la reina en los decamerones,
la barba de los Términos joviales.

(Un coro de poetas y pintores
cuenta historias picantes. Con maligna
sonrisa alegre aprueban los señores.
Clelia enrojece, una dueña se signa).

¿O un amor alemán? -que no han sentido
jamás los alemanes-: la celeste
Gretchen; claro de luna; el aria; el nido
del ruiseñor; y en una roca agreste,

la luz de nieve que del cielo llega
y baña a una hermosa que suspira
la queja vaga que a la noche entrega
Loreley en la lengua de la lira.

Y sobre el agua azul el caballero
Lohengrín; y su cisne, cual si fuese
un cincelado témpano viajero,
con su cuello enarcado en forma de S.

Y del divino Enrique Heine un canto,
a la orilla del Rhin; y del divino
Wolfang la larga cabellera, el manto;
y de la uva teutona el blanco vino.

O amor lleno de sol, amor de España,
amor lleno de púrpuras y oros;
amor que da el clavel, la flor extraña
regada con la sangre de los toros;

flor de gitanas, flor que amor recela,
amor de sangre y luz, pasiones locas;
flor que trasciende a clavo y a canela,
roja cual las heridas y las bocas.

* * *

¿Los amores exóticos acaso? . . .
Como rosa de Oriente me fascinas:
me deleitan la seda, el oro, el raso.
Gautier adoraba a las princesas chinas.

¡Oh bello amor de mil genuflexiones:
torres de kaolín, pies imposibles,
tasas de té, tortugas y dragones,
y verdes arrozales apacibles!

Ámame en chino, en el sonoro chino
de Li-Tai-Pe. Yo igualaré a los sabios
poetas que interpretan el destino;
madrigalizaré junto a tus labios.

Diré que eres más bella que la Luna:
que el tesoro del cielo es menos rico
que el tesoro que vela la importuna
caricia de marfil de tu abanico.

* * *

Ámame japonesa, japonesa
antigua, que no sepa de naciones
occidentales; tal una princesa
con las pupilas llenas de visiones,

que aun ignorase en la sagrada Kioto,
en su labrado camarín de plata
ornado al par de crisantemo y loto,
la civilización del Yamagata.

O con amor hindú que alza sus llamas
en la visión suprema de los mitos,
y hacen temblar en misteriosas bramas
la iniciación de los sagrados ritos.

En tanto mueven tigres y panteras
sus hierros, y en los fuertes elefantes
sueñan con ideales bayaderas
los rajahs, constelados de brillantes.

O negra, negra como la que canta
en su Jerusalén al rey hermoso,
negra que haga brotar bajo su planta
la rosa y la cicuta del reposo...

Amor, en fin, que todo diga y cante,
amor que encante y deje sorprendida
a la serpiente de ojos de diamante
que está enroscada al árbol de la vida.

Ámame así, fatal cosmopolita,
universal, inmensa, única, sola
y todas; misteriosa y erudita:
ámame mar y nube, espuma y ola.

Sé mi reina de Saba, mi tesoro;
descansa en mis palacios solitarios.
Duerme. Yo encenderé los incensarios.
Y junto a mi unicornio cuerno de oro,
tendrán rosas y miel tus dromedarios.

Rubén Darío (nicaragüense)

LOS AMANTES

¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.

JULIO CORTÁZAR (argentino)

martes, 11 de mayo de 2010

Tú venías

No me has hecho sufrir
sino esperar.

Aquellas horas
enmarañadas, llenas
de serpientes,
cuando
se me caía el alma y me ahogaba,
tú venías andando,
tú venías desnuda y arañada,
tú llegabas sangrienta hasta mi lecho,
novia mía,
y entonces
toda la noche caminamos
durmiendo
y cuando despertamos
eras intacta y nueva,
como si el grave viento de los sueños
de nuevo hubiera dado
fuego a tu cabellera
y en trigo y plata hubiera sumergido
tu cuerpo hasta dejarlo deslumbrante.

Yo no sufrí, amor mío,
yo sólo te esperaba.
Tenías que cambiar de corazón
y de mirada
después de haber tocado la profunda
zona de mar que te entregó mi pecho.
Tenías que salir del agua
pura como una gota levantada
por una ola nocturna.

Novia mía, tuviste
que morir y nacer, yo te esperaba.
Yo no sufrí buscándote,
sabía que vendrías,
una nueva mujer con lo que adoro
de la que no adoraba,
con tus ojos, tus manos y tu boca
pero con otro corazón
que amaneció a mi lado
como si siempre hubiera estado allí
para seguir conmigo para siempre.

Pablo Neruda (chile)

jueves, 29 de abril de 2010

Amor

No, no has muerto, no.
Renaces,
con las rosas en cada primavera.
Como la vida, tienes
tus hojas secas;
tienes tu nieve, como
la vida...
Mas tu tierra,
amor, está sembrada
de profundas promesas,
que han de cumplirse aún en el mismo
olvido.
¡En vano es que no quieras!
La brisa dulce torna, un día, al alma;
una noche de estrellas,
bajas, amor, a los sentidos,
casto como la vez primera.
¡Pues eres puro, eres
eterno! A tu presencia,
vuelven por el azul, en blanco bando,
blancas palomas que creíamos muertas...
Abres la sola flor con nuevas hojas...
Doras la inmortal luz con lenguas nuevas...
¡Eres eterno, amor,
como la primavera!

Juan Ramón Jiménez (español)

ODA AL AMOR

Amor, hagamos cuentas.
A mi edad
no es posible
engañar o engañarnos.
Fui ladrón de caminos,
tal vez,
no me arrepiento.
Un minuto profundo,
una magnolia rota
por mis dientes
y la luz de la luna
celestina.
Muy bien, pero, ¿el balance?
La soledad mantuvo
su red entretejida
de fríos jazmineros
y entonces
la que llegó a mis brazos
fue la reina rosada
de las islas.
Amor,
con una gota,
aunque caiga
durante toda y toda
la nocturna
primavera
no se forma el océano
y me quedé desnudo,
solitario, esperando.

Pero, he aquí que aquella
que pasó por mis brazos
como una ola
aquella
que sólo fue un sabor
de fruta vespertina,
de pronto
parpadeó como estrella,
ardió como paloma
y la encontré en mi piel
desenlazándose
como la cabellera de una hoguera.
Amor, desde aquel día
todo fue más sencillo.
Obedecí las órdenes
que mi olvidado corazón me daba
y apreté su cintura
y reclamé su boca
con todo el poderío
de mis besos,
como un rey que arrebata
con un ejército desesperado
una pequeña torre donde crece
la azucena salvaje de su infancia.
Por eso, Amor, yo creo
que enmarañado y duro
puede ser tu camino,
pero que vuelves
de tu cacería
y cuando enciendes
otra vez el fuego,
como el pan en la mesa,
así, con sencillez,
debe estar lo que amamos.
Amor, eso me diste.
Cuando por vez primera
ella llegó a mis brazos
pasó como las aguas
en una despeñada primavera.
Hoy
la recojo.
Son angostas mis manos pequeñas
las cuencas de mis ojos
para que ellas reciban
su tesoro,
la cascada
de interminable luz, el hilo de oro,
el pan de su fragancia
que son sencillamente, Amor, mi vida.

Pablo Neruda (chileno)

¡QUIÉN RETIENE AL AMOR! . . .

Tanto es mi amor, por todos mis amores,
que en el jardín de la existencia mía
a verlas marchitarse día a día
preferí siempre deshojar sus flores.

Cuanto más encendidos sus colores
mueran en su triunfante lozanía,
más triste que la muerte es la agonía
de un amor entre dudas y temores.

Triste fin de un amor, cuando engañoso
quiere fingir que a su pesar nos deja,
y más ofende, cuanto más piadoso.

¿Y qué logrará la importuna queja
del ofendido corazón celoso?
¿Quién retiene al amor. . . cuando se aleja!

JACINTO BENAVENTE (español)

SUEÑO DE AMOR

¿Amor, amor, llamabas a mi puerta
Una noche de estío iluminada,
En el dulce vagar de una mirada,
Junto a la sombra de la mar desierta?

¿era vida aquel sueño? ¿No está muerta
Desde el nacer toda caricia alada
En mi frente de angustia traspasada
Que anima una razón pálida y yerta?

¿Era ayer o hace siglos? Un mirarse
-¿En dónde?-, una alegría y un latido;
El amado en la amada recrearse. . .

Engaño o realidad, oigo el sonido
De palabra que no llegó a expresarse,
De aquel beso de amor que no he sentido.

ÁNGEL VALBUENA PRAT (español)

AMOR

Deja que venga solo, deja que venga piano,
alegre, doloroso, como quiera venir...
que arome de silencios tu corazón cristiano
y pueble de luceros tu noche de zafir.

¡Pero nunca te empeñes en forzar el arcano!
Amor es un tesoro que cae de la mano...
Es arpa de los cielos que la tendrás que oír.
Deja que venga solo... Que llegará en un día

de sorpresa inefable para mi corazón,
cuando traigas del valle de tu melancolía
humedad en los ojos y en los labios canción.

¡Pero nunca te empeñes con sutil porfía!
...Amor vendrá de suyo como un Avemaría
a tu madrugadora campiña de ilusión.

JOSÉ MARÍA EGAS (ecuatoriano)

AMARGO AMOR

Amor! amargo amor! Llamas de nuevo
en este corazón q ayer fue tuyo;
mas, contra ti, como coraza llevo
la luciente armadura de mi orgullo.

Quise darte mi sangre, gota a gota;
vivir, soñar y combatir por ella;
y me azotó, como el señor que azota
al perro humilde que lamió su huella.

Alcé entonces del polvo mi cabeza.
La dejé que siguiera su camino;
y abriendo mi valija de tristeza
me puse a traficar con el destino.

Marqué alegrías y pagué dolores
en el amparo de propicia sombra;
y allí, bajo los pies de otros amores,
tendí mi juventud con una alfombra.

Hoy, cuando ya quemé todo mi incienso
y no hay en mi heredad rosas ni espigas,
déjame a solas con mi tedio inmenso;
Amor! amargo amor! no me persigas.

No me arrebates la quietud inerte,
la trágica quietud en que yo vivo.
Quiero seguir viajando hacia la muerte,
lloroso y taciturno, pero altivo.

Francisco Rodríguez Moya (colombiano)

¿CONOCE ALGUIEN EL AMOR?

¿Conoce alguien el amor?
¡El amor es un sueño sin fin!
Es como un lánguido sopor
entre las flores de un jardín…

¿Conoce alguien el amor?
Es un anhelo misterioso
que al labio hace suspirar,
torna al cobarde en valeroso
y al más valiente hace temblar;
es un perfume embriagador
que deja pálida la faz;
es la palmera de la paz
en los desiertos del dolor…

¿Conoce alguien el amor?
Es una senda florecida,
es un licor que hace olvidar
todas las glorias de la vida,
menos la gloria del amar…
Es paz en medio de la guerra.
Fundirse en uno siendo dos…
¡La única dicha que en la tierra
a los creyentes les da Dios!
Quedarse inmóvil y cerrar
los ojos para mejor ver;
y bajo un beso adormecer…,
y bajo un beso despertar…
Es un fulgor que hace cegar.
¡Es como un huerto todo en flor
que nos convida a reposar!

¿Conoce alguien el amor?
¡Todos conocen el amor!
El amor es como un jardín
envenenado de dolor…,
donde el dolor no tiene fin.

¡Todos conocen el amor!
Es como un áspid venenoso
que siempre sabe emponzoñar
al noble pecho generoso
donde le quieran alentar.

Al más leal traidor,
es la ceguera del abismo
y la ilusión del espejismo…
en los desiertos del dolor.

¡Todos conocen el amor!
¡Es laberinto sin salida
es una ola de pesar
que nos arroja de la vida
como los náufragos del mar!
Provocación de toda guerra…,
sufrir en uno las de dos…
¡La mayor pena que en la tierra
a los creyentes les da Dios!
Es un perpetuo agonizar,
un alarido, un estertor,
que hace al más santo blasfemar…
¡Todos conocen el amor!

FRANCISCO VILLAESPESA (español)

martes, 20 de abril de 2010

¿QUÉ ES AMOR?

Díme, padre: ¿Qué es amor?
-es el amor, hija mía,
fuente de toda alegría,
germen de todo dolor.
es pena y felicidad,
es tristeza y es contento,
es mezcla de sentimientos,
de dulzura y de maldad.
Algo que no se define,
Los nervios hace crujir
Y el corazón nos oprime.
Es torrente y es alud,
Es brisa y huracán,
Enfermedad y salud.
Es perder sosiego y calma,
De caricia ansia loca
Es poner en una boca,
Con un beso, toda el alma.
Es sentir celos rabiosos
Que causan daño cruel;
Es recibir fuego y miel
De unos labios amorosos.
Es duda y certidumbre,
Es el averno y el cielo,
Es sentir cómo va el hielo
Mezclándose con la lumbre.
Es flor de exquisito aroma
Que la existencia perfuma;
Es del pensamiento bruma,
Es del corazón carcoma.
Es potencia arrolladora,
Es debilidad de niño,
Es un inmenso cariño
Con fuerza devastadora.
Es un ansia siempre grata
De amar, querer y vivir,
Que a veces hace morir
Y que en ocasiones mata.

MANUEL CASTRO TIEDRA (español)

¿QUÉ ES AMOR?

Preguntas ¿qué es amor? –el desatino
Mayor que puede concebir la mente;
Para la gaya ciencia, astro divino;
En la patología, un componente

De la locura; enigma del destino;
Sombra, embriaguez de luz, hosca serpiente.
Amar es creer en Dios. . . Pero yo opino
Que es creer en el diablo solamente.

Qué es amor? El elíxir que extasía
Al contemplar tus ojos ese eterno
Amanecer de auroras ideales;

Es lo que tengo yo, pálida mía:
Un infierno fatal, pero un infierno
Salpicado con trozos celestiales.

AURELIO MARTÍNEZ MUTIS (colombiano)

EL CALLAR ESTE AMOR. . .

El callar este amor ha enriquecido
Tanto mi corazón en armonía,
Que en claro manantial de poesía
Su secreto dolor ha convertido.

Trocado en canción fácil el gemido,
La pena sin consuelo en alegría;
Noche por dentro y por afuera día,
Recuerda más cuanto aparenta olvido.

Mal herido de amor, pero dichoso
Con su tormento, su sonrisa ofrece
En tanto sangra por la oculta herida;

Y, fingiendo un destino venturoso,
Solo es un canto lo que dar parece
Y, sin embargo, lo que da es mi vida.

LUIS CANE (argentino)

EL AMOR

Si eres un bien arrebatado al cielo
¿Por qué las dudas, el gemido, el llanto,
la desconfianza, el torcedor quebranto,
las turbias noches de febril desvelo?

Si eres un mal en el terrestre suelo
¿Por qué los goces, la sonrisa, el canto,
las esperanzas, el glorioso encanto,
las visiones de paz y de consuelo?

Si eres nieve, ¿por qué tus vivas llamas?
Si eres llama, ¿por qué tu hielo inerte?
Si eres sombra, ¿por qué la luz derramas?

¿Por qué la sombra, si eres luz querida?
Si eres vida, ¿por qué me das la muerte?
Si eres muerte, ¿por qué me das la vida?

MANUEL GONZÁLEZ PRADA (peruano)

EL AMOR

Ah, suave afán, cabal e inútil pena,
clima de una piel tibia como un trino,
en secreto misterio la cadena
forjando está con sólo ser divino.

Astral tonicidad de sus recreos,
Preciosa soledad de sus combates,
En linterna de alarma sus deseos
Quemando está de campos a penates.

Eternidad de pétalo de rosa,
Silencio azul de álamo que aroma,
Manjar de sombra con calor de esposa,

Fruto prohibido que en el polen erra,
Tejiendo está con alas de paloma
El vestido de novia de la tierra.

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS (guatemalteco)

SONETO AL AMOR

Cuántas veces, amor, por retenerte
puse a tus pies mi juventud rendida.
Y cuántas a pesar de estar herida
te la volví a entregar por no perderte!

Cuántas veces también, altivo y fuerte,
por alcanzar la gracia prometida,
me batí frente a frente con la vida,
o me hallé cara a cara con la muerte!

Y hoy, cuando mi ilusión vuelve a tu lado
trayéndole al misterio de tu hechizo
la pluma azul del pájaro encantado,

torna otra vez a mi pupila el lloro
al mirar desde el puente levadizo
que está cerrado tu castillo de oro.

ALBERTO ÁNGEL MONTOYA (colombiano)

SALMO DE AMOR

¡Dios te bendiga, amor, porque eres bella!
¡Dios te bendiga, amor, porque eres mía!
¡Dios te bendiga, amor, cuando te miro!
¡Dios te bendiga, amor, cuando me miras!

¡Dios te bendiga si me guardas fe;
si no me guardas fe, Dios te bendiga!
¡Hoy que me haces vivir, bendita seas;
cuando me hagas morir, seas bendita!

Bendiga Dios tus pasos hacia el bien,
tus pasos hacia el mal, Dios los bendiga!
¡Bendiciones a ti cuando me acoges;
bendiciones a ti cuando me esquivas!

!Bendígate la luz de la mañana
que al despertarte hiere tus pupilas;
bendígate la sombra de la noche,
que en su regazo te hallará dormida!

¡Abra los ojos para bendecirte,
antes de sucumbir, el que agoniza!
¡Si al herir te bendice el asesino,
que por su bendición Dios le bendiga!

¡Bendígate el humilde a quien socorras!
¡Bendígante, al nombrarte, tus amigas!
¡Bendígante los siervos de tu casa!
¡Los complacidos deudos te bendigan!

¡Te dé la tierra bendición en flores,
y el tiempo en copia de apacibles días,
y el mar se aquiete para bendecirte,
y el dolor se eche atrás y te bendiga!

¡Vuelva a tocar con el nevado lirio
Gabriel tu frente, y la declare ungida!
¡Dé el cielo a tu piedad don de milagro
y sanen los enfermos a tu vista!

¡Oh querida mujer!… ¡Hoy que me adoras,
todo de bendiciones es el día!
¡Yo te bendigo, y quiero que conmigo
Dios y el cielo y la tierra te bendigan!

EDUARDO MARQUINA (español)

CIENCIA DE AMOR

No sé. Sólo me llega, en el venero
de tus ojos, la lóbrega noticia
de dios; sólo en tus labios, la caricia
de un mundo en mies, de un celestial granero.

¿Eres limpio cristal, o ventisquero
destructor? No, no sé… De esta delicia,
yo sólo sé su cósmica avaricia,
el sideral latir con que te quiero.

yo no sé si eres muerte o eres vida,
si toco rosa en ti, si toco estrella,
si llamo a Dios o a ti cuando te llamo.

Junco en el agua o sorda piedra herida,
sólo sé que la tarde es ancha y bella,
sólo sé que soy hombre y que te amo.

DAMASO ALONSO (español)

CASO

A un cruzado caballero,
garrido y noble garzón,
en el palenque guerrero
le clavaron un acero
tan cerca del corazón,
que el físico al contemplarle,
tras verle y examinarle,
dijo: “Quedará sin vida
si se pretende sacarle
el venablo de la herida”.

Por el dolor congojado,
triste, débil, desangrado,
después que tanto sufrió,
con el acero clavado
el caballero murió.
Pues el físico decía
que, en dicho caso, quien
una herida tal tenía,
con el venablo moría,
sin el venablo también.

¿No comprendes, Asunción,
la historia que te he contado,
la del garrido garzón
con el acero clavado
muy cerca del corazón?
Pues el caso es verdadero;
yo soy el herido, ingrata,
y tu amor es el acero:
¡si me lo quitas, me muero;
si me lo dejas, me mata!

RUBÉN DARÍO (nicaragüense)

No Te Amo

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan en fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,

Sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

Pablo Neruda (chile)

lunes, 19 de abril de 2010

GOZOS DEL DOLOR DE AMOR

Divina desgarradura
del alma. Lento morir
de dolor.
Bendita tu quemadura
que me ha enseñado a sufrir
por amor.

Pensé un día que el amar
fuera liviano placer
sin espinas;
pero he visto, a mi pesar,
que es un puro padecer
penas divinas.

Mas bendigo mi dolor
y bendigo la amargura
que me acosa,
y este callado terror,
y esta sed, y esta ternura
dolorosa.

Si yo supiera cantar,
con qué celestial lamento
cantaría.
Cantar fuera mi llorar,
¡con que melodioso acento
lloraría!

Cuando los hombres sufridos
padecen tribulaciones,
llanto y mengua,
son más dulces sus gemidos,
son más suaves las canciones
de su lengua.

Pero cantar olvidé
y están ya secas las fuentes
de mi llanto ...

¿Que se hizo, adónde fué,
de aquellas horas ausentes,
el encanto?

La luz de mis alegrías,
el rayo de mi esperanza,
¿dónde fueron?
De aquellos pasados días,
el ardor y la pujanza
¿qué se hicieron?

Yo he perdido corazón,
juicio, voluntad, placer
y sosiego;
me consume la pasión
y sólo sé amar y arder
en este fuego.

Supe mirar y cegué,
supe hablar y enmudecí
en hondo abismo;
yo, que tan claro me vi,
desde que amo no sé
de mí mismo.

¡Fuerte amor, santa piedad
que me avivas y me inflamas
con tu ardor!
¡Oh congoja! ¡Oh caridad!
¡Oh pena y deleite! ¡Oh llamas
del amor!

Se hundió en mi carne el cauterio:
salió el alma por la herida;
quedé inerte;
sentí el terror del misterio ....
¡del misterio de la vida
y de la muerte!

Pero en el trágico instante,
¡oh fuentecilla que bañas
mi cercado!,
miré en tu espejo el semblante
que yo tengo en las entrañas
dibujado.

Sobre el cristal de la fuente
rutilaban como estrellas
sus pupilas ...
¡con un mirar tan clemente!,
¡con unas luces tan bellas
y tranquilas!

¡Amor! de tu flecha herido,
yo olvidé mis pesadumbres,
mis enojos,
y vi el cielo prometido
viendo las serenas lumbres
de tus ojos.

¿Qué importa vivir penando
y sentir en noche oscura
poco sueño,
si el alma vela, gozando
de la altísima hermosura
de su dueño?

Si el espíritu se enciende,
¿dónde habrá para esta tea
noche obscura?
Locura de amor me prende.
¡Dulce amor! ¡Bendita sea
tu locura!

Tú me enseñaste a sufrir,
tú me enseñaste a gozar
padeciendo.
Tú me enseñaste a vivir,
tú me enseñaste a triunfar
resistiendo.

Yo darte el alma he querido,
para que en ella ejercites
tu rigor.
¡Con tus dardos la has herido;
tenla, pero no le quites
su dolor!
RICARDO LEÓN (español)

SONETO DEL DIVINO AMOR

Amor es este que por ti me abrasa;
amor es este que hacia ti me impele;
amor es este que de amor se duele
en amado dolor que nunca pasa.

Amor es este que se da sin tasa
como nunca en la vida darse suele;
amor que estoy temiendo que se vuele
porque sin él, la muerte fuera escasa.

Amor, y extraño amor este amor mío,
silencioso y profundo como un río
profundo, silencioso y caudaloso.

Amor que nada pide y nada espera
amor que es como un lago sin ribera
bajo un cielo piadoso.

ALFREDO R. BUFANO ( Argentina )

LEYENDO A DANTE

“Amor, Ch’a nullo amato amar perdona”
Dante – L’Infierno – canto V .

“Que amor obliga a amar al que es amado
-dijo, alzando del libro la cabeza
Con gesto doloroso de extrañeza-;
¡Muy de otro modo el mundo está enredado!”

“¡Y decírmelo a mí, que he devorado
De este amor, que él ignora, la tristeza;
Que de dolor me muero, y por fiereza
Mantengo el corazón amordazado!”

“¡Que infierno el tuyo, oh Dante, en que pusiste
Dos amantes en dulce abrazo opresos
Y en ósculos sus bocas confundiste!”

“¡Ay! El infierno de mi amor no es de esos;
Oye, aprende lo que es un alma triste:
¡conmigo enterrarán todos mis besos!”

EFE GÓMEZ (colombiano)

AMO AMOR

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!

Te echa venda de lino; tú la venda toleras.
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!

GABRIELA MISTRAL (chilena)

VERSOS DE ALABANZA

VERSOS DE ALABANZA

Alabado sea, alabado,
el que de amor lleva inflamado
el corazón como una tea
(el corazón alegre y triste
de amar a todo cuanto existe).
Alabado. Alabado sea.

Alabada el alma agradecida
en que se mantiene encendida
la lumbre santa de la idea.
alabada y enaltecida.
otorgado al final le sea
el lauro nunca mercescente
con la frente del creyente
corona palas atenea.

Alabado el que cada día
recomienza con alegría
lo que le toca en la tarea.
surge la tierra, el mar o el cielo,
maneje yunque o escalpelo,
alabado. alabado sea.

Pero por sobre todo aquello
que ilumina con un destello
nuestra existencia triste y fea;
más que todo lo puro y lo suave,
más que la rosa, más que el ave
(ave misma que gorjea,
rosa ella misma que embalsama),
alabado el alma que ama.

ENRIQUE MÉNDEZ CALZADA (argentino)

AMOR ANTIGUO

Amor antiguo, cuya sombra empaña
mi cariñosa propensión de ahora,
eres como una sombra de montaña
sobre el encendimiento de la aurora.

Amor antiguo, cuya pesadumbre
traba la agilidad de mi alegría,
eres la tiranía de la cumbre
contra la libertad del mediodía.

Amor antiguo, cuya voz sofoca
la nueva vocecita del cariño,
eres palabra de proyecta boca
en una boca inédita de niño.

Amor antiguo, cuyo sentimiento
hace caber el mundo en nuestro llanto,
eres el alma convertida en viento
y eres el viento convertido en canto.

Amor antiguo, cuya remembranza
cada amorosa perspectiva cierra,
eres esa emoción que sólo alcanza
quien se acuerda del mar desde la tierra.

FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ (argentino)

EL QUERER

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
¡bien lo saben los que aman!

Loco me pongo si escucho
el ruido de tu falda,
y el contacto de tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza,
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura
una duda que me mata
que quisiera en un abrazo
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,
de curar no hay esperanza,
que en la sed de este amor loco
tu eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora
en que contemplé tu cara,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana.

Maldita sea la sed
y maldita sea el agua,
maldito sea el veneno
que envenena y que no mata.

MANUEL MACHADO (español)

LA ROSA DEL AMOR

Amor es brote en áspera corteza;
Y en la mudez del agua transparente
Es el canto que nace en la corriente,
Que luego de extasiada se apereza.

Es la rosa que mira y se adereza
Y penetra al espejo de la fuente;
Y no hay en todo el cielo del oriente
Una estrella que luzca su belleza.

Es astro en tierra; y es mudez en canto;
Es ingrávido cuerpo, peso y vuelo;
Es dolor de gozar, y goce en llanto;

Es huir lo real por el anhelo;
Y en tal locura y en trastorno tanto
Se confunden la tierra con el cielo.

PEDRO PRADO (chileno)

Amor

Amor que vida pones en mi muerte
como una milagrosa primavera:
ido ya te creí, porque en la espera,
amor, desesperaba de tenerte.

era el sueño tan largo y tan inerte,
que si con vigor tanto no sintiera
tu renacer, dudara, y te creyera,
amor, sólo un engaño de la suerte.

Mas te conozco bien, y tan sabido
mi corazón, te tiene, que, dolido,
sonríe y quiere huirte y no halla modo.

Amor que tornas, entra. Te aguardaba.
Temía tu regreso, y lo deseaba.
Toma, no pidas, porque tuyo es todo.

MANUEL MAGALLANES MOURE (chileno)

domingo, 18 de abril de 2010

Ni tú me debes ni te debo nada...

Ni tú me debes ni te debo nada.
Un río fuimos. Un espejo franco.
Los dos bebimos de las aguas claras;
asomamos los dos al vidrio manso.
El mismo beso nos quemó en los labios,
con el mismo carbón prendido en llama.
Las mismas ilusiones se nos fueron
cuando cantar no quiso más el alma.
Fuimos río y espejo, fuimos besos,
y cantamos con hojas y con alas
canciones de alegría en los espejos.
Hoy tenemos a mano cuentas claras
que urdieron en silencio nuestros dedos.
Ni tú me debes ni te debo nada.

GUILLERMO GÓMEZ BRENES ( Nicaragua, 1930 )
ODA AL AMOR

Una tarde que ya nunca olvidarás
llega a tu casa y se sienta a la mesa.
Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
se acomodarán a su gusto y semejanza,
cambiarán de lugar las fotos
Otros ojos mirarán tus costumbres,
tu ir y venir entre paredes y abrazos
y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
el que desbarató tu casa y habitó tus cosas
saldrá por la puerta sin decir adiós.
Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
cambiar las cerraduras, romper los retratos,
barrerlo todo y seguir viviendo.

MARÍA MERCEDES CARRANZA (Colombiana)

viernes, 16 de abril de 2010

SONETO

Esta necesidad de sacrificio
que me hace vivir como muriendo
me subleva de modo que no entiendo
cómo me tiene amor a su servicio.

Quédese amor, y váyase el suplicio
que de antaño me tiene padeciendo!
el alma claro me lo está diciendo
que amar amor es amar sacrificio.

¡Ay, qué ser tan tenaz! ¡Ay cuánto exiges,
amor, de los que están a tus mandatos!
¡Ay alma, cómo gozas si te afliges!

¡Y qué bien miro lo que voy perdiendo!
¡Y qué bien miro que son insensatos
los que quieren vivir como muriendo!

ALFONSO REYES (Mexicano)

ALBORADA

Pero es verdad, amor, que hecho ternura,
de la ruta del tiempo desprendida,
meciste mi ilusión, recién nacida
a la vera oscura encrucijada?

Pero es verdad, amor, que una alborada
relámpagos de luz en unos ojos,
alumbraste los tímidos despojos
de un cadáver en viva sepultura?

Fue cierto, amor? Aun cuando más oscura
surge la selva cuando el rayo enciende
su ráfaga de luz en la espesura.

Si fue verdad, amor, y si contigo
el pasado un instante fue presente
por ese instante, amor, yo te bendigo.

SYLVIA LORENZO (Colombiana)

AMOR

Un deseo constante de alegría;
una urgencia perenne de lamento
y el corazón, -campana sobre el viento-
estrenando badajos de elegía.

Morir mil veces en un solo día
y otras tantas quemar el pensamiento
en la resurrección, que es el tormento
de pensar en la próxima agonía.

Ver en pupilas de mujer un llanto
y sorprenderlo convertido en canto
al soñar en un niño que lo vierte.

Esto es amor, candela estremecida
empujando la noche de la vida
hacia la madrugada de la muerte.

Carlos Castro Saavedra (colombiano)

¡ AMOR !

¡Oh eterno Amor, que en tu inmortal carrera,
das a los seres vida y movimiento,
con qué entusiasta admiración te siento,
aunque invisible, palpitar doquiera!

Esclava tuya la creación entera,
se estremece y anima con tu aliento,
y es tu grandeza tal, que el pensamiento
te proclamara Dios, si Dios no hubiera.

Los impalpables átomos combinas
con tu soplo magnético y fecundo:
tú creas, tú transformas, tú iluminas,

y en el cielo infinito, en el profundo
mar, en la tierra atónita dominas,
¡Amor, eterno Amor, alma del mundo!

GASPAR NUÑEZ DE ARCE (español)

AMOR Y MUERTE

De GIACOMO LEOPARDI (italiano)
Hermanos a la vez creó la suerte
al amor y a la muerte.
Otras cosas tan bellas
en el mundo no habrá ni en las estrellas.
Nacen de aquél los bienes,
los placeres mayores
que en el mar de la vida el hombre halla;
y todos los colores,
todo mal borra ella.
Bellísima doncella,
de dulce ver, no como
se la imagina la cobarde gente,
al tierno Amor le hace
compañía frecuente,
y el camino mortal juntos recorren
y a todo corazón más sabio
que el herido de amor, ni que la vida
infausta más desprecie,
ni que por otro dueño
como por éste los peligros busque;
donde tu llama prende,
amor, nace el aliento
o se despierta; y su saber en obras,
no, como suele, en pensamiento vano,
muestra el linaje humano.

Cuando encendidamente
nace dentro del alma
un afecto amoroso,
juntamente con él un misterioso
lánguido anhelo de morir se siente;
cómo, no sé; mas ésta es la primera
señal del verdadero amor potente.
Quizás a la vista entonces
espanta este desierto; acaso espera
el mortal que ha de hallar inhabitable
la tierra sin aquella
nueva, sola, infinita
felicidad que su pensar figura;
mas presintiendo el corazón por ella
terrible tempestad, quietud ansía
y refugio apetece,
ante el fiero deseo
que en torno ruge y todo lo oscurece.

Cuando lo envuelve todo
la formidable fuerza
y fulmina en el alma afán constante,
¡cuántas veces te implora
con intenso deseo,
oh dulce muerte, el dolorido amante!
¡Cuántas veces, oh, cuántas a la noche
o al alba abandonándose rendido
juzgó gran dicha que jamás pudiera
despertar de su sueño
ni ver la luz amarga nuevamente!
Y al son a veces de la triste esquila,
del canto que conduce
a los que mueren al eterno olvido,
con suspiros ardientes
de lo íntimo del pecho envidia tuvo
de aquel que bajo tierra a habitar iba.
Hasta la tosca plebe,
el labriego, que ignora
toda virtud que del saber deriva,
hasta la joven tímida y esquiva,
que de la muerte al nombre
sentía sus cabellos erizarse,
contemplan ya la tumba y el sudario
con un mirar de fortaleza lleno,
y en hierro y en veneno
meditan largamente,
y aun en su indocta mente
la gentileza del morir comprenden.
Tanto a la muerte inclina
de amor la disciplina. Y es frecuente
que la interna pasión llegue a tal punto
que la fuerza vital no se sostenga,
y ceda el cuerpo frágil
a la terrible lucha, y de esta suerte
por fraterno poder triunfe la muerte,
o tanto instigue amor en lo profundo
del corazón que el tosco campesino
y la tierna doncella
con mano violenta
su carne juvenil den a la tierra.
Ríe entonces el mundo,
al que el cielo vejez y paz consienta.

Al ferviente, al dichoso,
al animoso ingenio
conceda el hado alguno de vosotros,
dulces dueños, amigos
del humano linaje,
cuyo poder no hay quien aventaje
en el mundo, pues sólo la potencia
del hado es superior a vuestra esencia.
y tú, a quien ya desde mis verdes años
honrando siempre invoco,
bella muerte, piadosa
tan sólo tú de la aflicción terrena,
si celebrada fuiste
alguna vez por mí, si del mezquino
vulgo la ofensa a tu esplendor divino
enmendar un día quise,
no tardes más, mis ruegos
vehementes escucha,
¡cierra mis ojos tristes
para siempre a la luz, reina del tiempo!
Me hallarás ciertamente, a cualquier hora
en que tus alas hacia mí despliegues,
levantada la frente, apercibido,
resistiendo al destino;
la mano que al herirme se colora
con mi sangre inocente
no he de colmar de elogios
ni bendecir, cual hace
por antigua ruindad la humana gente;
toda vana esperanza en que se engañan
como niños los hombres,
todo necio consuelo
desecharé, y a nadie en tiempo alguno,
¡oh muerte!, he de aguardar sino a ti sola;
tan sólo el día esperaré sereno
en que decline adormecido el rostro
en tu virgíneo seno.

Versión de ANTONIO GÓMEZ RESTREPO (colombiano)

AMOR

El amor es la vida, y la vida es amor;
engendra la locura y abre paso al delirio;
purgatorio de goces y cielo de martirio;
su dolor es tan fuerte, que su dicha es dolor.

Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes;
con puñales y flores hace ramos dorados...
Es el mayor pecado de todos los pecados,
y la virtud más grande de todas las virtudes.

El amor es el perfume, y el néctar, y es veneno;
es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón...

Es débil como un niño, como un Hércules fuerte;
el amor es la flecha que nos causa la muerte
y tiene el privilegio de la resurrección

JOAQUÍN DICENTA (español)

BALADA

De ANGELO POLICIANO (italiano)

No he de excusarme por seguir a amor,
que esto hace siempre el corazón en flor.

A quien el fuego que me abrasa siente,
no le tengo que dar satisfacción,
pues su pecho es tan noble y tan clemente,
que sé que ha de tenerme compasión:
con quien no ha sucumbido a esa pasión,
no hay por qué, pues no tiene corazón.

No he de excusarme por seguir a amor,
que esto hace siempre el corazón en flor.

Amor y honestidad y gentileza
para el que mide bien son una cosa;
mal empleo tendrá toda belleza
puesta en mujer altiva y desdeñosa.
¿quién puede censurarme en ser piadosa
cuanto puede un honesto corazón?

No he de excusarme por seguir a amor,
que esto hace siempre el corazón en flor.

Censúreme tan sólo duramente
aquel al que el amor no logra herirle;
yo a amor ruego que aquel que amor no siente,
no le haga nunca digno de sentirle,
mas que a todo el que gócese en servirle
se le llene de fuego el corazón.

No he de excusarme por seguir a amor,
que esto hace siempre el corazón en flor.

sin rebozo repréndame quien quiera:
si no es dulce y gentil poco me apura,
mi amor constante y fiel, que nada altera,
de palabras de envidia poco cura,
y ha de seguir mostrando su ternura
mientras viva, mi noble corazón.

No he de excusarme por seguir a amor,
que esto hace siempre el corazón en flor.

Versión de F. MARISTANY (español)

EN LO PENOSO DE ESTAR ENAMORADO

¡Qué verdadero dolor,
y qué apurado sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

¡Qué cuidados a millares!
¡Qué encuentros de pareceres!
¡Qué limitados placeres,
y qué colmados pesares!

¡Qué amor y qué desamor!
¡Qué ofensas, qué resistir!
¡Qué mentiroso vivir,
qué puro morir de amor!

¡Qué admitidos devaneos!
¡Qué amados desabrimientos!
¡Qué atrevidos pensamientos
y qué cobardes deseos!

¡Qué adorado disfavor!
¡Qué enmudecido sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

¡Qué negociados engaños
y qué forzosos tormentos!
¡Qué aborrecidos alientos
y qué apetecidos daños!

¡Y qué esfuerzo y qué temor!
¡Qué no ver, qué prevenir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

¡Qué enredos, ansias, asaltos,
y qué conformes contrarios!
¡Qué cuerdos, qué temerarios!
¡Qué vida de sobresaltos!

Y que no hay muerte mayor
que el tenerla y no morir.
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

Francisco de Quevedo (español)

VARIOS EFECTOS DEL AMOR

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde, animoso,

no hallar, fuera del bien, centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso.

Huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño ;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor. Quien lo probó lo sabe.
LOPE DE VEGA (español)

ROMANCE

Enemiga de mis glorias,
Hártate de mis agravios:
Que más sufrimiento tengo,
Que rigor tu pecho ingrato.
Tu hermosura me ha vencido;
Pero no tus desengaños,
Que cuanto más me aborreces
Mas en tu hielo me abraso.
¡ ¿Cómo puede ser posible
En mí y en ti tal milagro,
Que tú me mates el alma,
Y que yo te adore tanto ? !
Por ser de mi fe testigos
Estas paredes de mármol,
Ya con mi llanto deshechas
Solo con ellas descanso:
Pero si viviste dentro
Seránme testigos falsos,
Que encantas con la belleza
Como otro Orfeo cantando.
Mi remedio está en la muerte,
Pero mi vida en tus manos;
Que porque jamás descanse
Vive mi muerte a tu cargo.
Pues no te cansa olvidarme,
No puedo cansarme amando,
Aborréceme riendo,
Que yo te amaré llorando.
Y en esta eterna porfía
Eternamente vivamos,
Porque no triunfe la muerte
De dos extremos tan altos.

ANÓNIMO (español)

CON DOS CUYDADOS GUERRERO

con dos cuydados guerrero
que me dan pena, y sospiro.
el uno quando no os veo,
el otro quando vos miro.

mirándoos, de amores muero,
sin me poder remediar:
no os mirando, desespero
por tornaros a mirar.

lo uno crece el suspiro,
lo otro causa deseo,
del que peno cuando os miro
y muero cuando no os veo.

EL VIZCONDE DE ALTAMIRA (español)

DEFINICIÓN DEL AMOR

Es yelo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parosismo;
enfermedad que crece si es curada.

este es el niño Amor, éste es su abismo.
¡ Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

Francisco de Quevedo (español)

ROMANCE DEL MAL DE AMOR

Aquel monte arriba va
un pastorcillo llorando;
de tanto como lloraba
el gabán lleva mojado.
-Si me muero deste mal,
no me entierren en sagrado:
fáganlo en un praderío
donde non pase ganado;
dejen mi cabello fuera,
bien peinado, y bien rizado,
para que diga quien pase:
-“Aquí murió el desgraciado”.
Por allí pasan tres damas,
todas tres pasan llorando.
Una dijo: ¡Adiós, mi primo!
Otra dijo: Adiós, mi hermano!
La más chiquita de todas
dijo: ¡Adiós, mi enamorado!

ANÓNIMo (español)

ROMANCE DE ROSA FRESCA

Rosa fresca, rosa fresca,
tan garrida y con amor,
cuando vos tuve en mis brazos,
no vos supe servir, no;
y agora que os serviría
no vos puedo yo haber, no
- Vuestra fué la culpa, amigo,
vuestra fué, que mía no;
enviásteme una carta
con un vuestro servidor,
y, en lugar de recaudar
él dijera otra razón:
que érades casado amigo,
allá en tierras de León;
que tenéis mujer hermosa
e hijos como una flor.
- Quien os lo dijo, señora,
no vos dijo verdad, no;
que yo nunca entré en Castilla
ni allá en tierras de León,
sino cuando era pequeño,
que no sabía de amor.

ANÓNIMO (español)

UN AMOR DE PRAXÍTELES

De SIMÓNIDES (griego)

Cuando el arte del sabio Praxíteles
Me animaba, a su amor para Lucina
Eran no más sus pensamientos fieles;
De su obra orgulloso,
A su deidad fue luego presentarme.
No bien me vio la ingrata, al fin rindióse.
Oh mortales, mis dardos tan crueles,
Los que obligan a amar no son tan sólo:
Puede tanto el pincel de Praxíteles.

Versión de A. LASSO DE LA VEGA (español)

CANCIÓN

De Fuand-Ji (poetisa hindú)

Ha surgido impetuoso
el amor en mi alma,
cual torrente que brota
sobre la alta montaña,
y en la sombra del bosque
se desliza al través;
y al mirar a los cielos,
en las noches muy claras,
pienso en alguien que vive
en regiones lejanas,
bajo un cielo distinto
que mis ojos no ven.

El amor, que me oprime,
ya mi cuerpo quebranta
transformándome en sombra,
una sombra muy pálida,
a quien mueve y anima
un aliento fugaz.
Y a mis ojos se agolpan,
tempestuosas, las lágrimas,

mis mejillas surcando
como ríos de lava,
y son ondas de fuego,
no una lluvia feraz.

Pero siento en mi pecho
renacer la esperanza,
que la dulce promesa
no ha de ser olvidada,
recobrando muy pronto
mi perdida salud.
yo creí que el olvido
era flor que brotaba
de una negra semilla,
en región solitaria,
arrojándola al surco
sin cultivo y sin luz.

Pero algunos me afirman,
afirmando mi alma,
que en el pecho del hombre
que abonó la inconstancia,
ha brotado en un día,
del olvido la flor.
¿tendrá acaso mi amado
la traidora falacia
de olvidar mi cariño,
y sus tiernas palabras,
y las dulces promesas
de un leal corazón?

Aún espero y confío:
la mujer, en su alma,
con ternura cultiva
una flor de esperanza,
y esta flor al olvido
ha logrado eclipsar.
los dos polos humanos
son amor y esperanza,
y en sus límites cabe
la ventura del alma,
cuyo símbolo exacto
es “amar y esperar”.

Versión de CARMELA EULATE SANJURJO (española)

EL AMOR TARDÍO

De ÍBICO (griego)

De nuevo amor bajo sus negras cejas
me mira de tal modo, que mi alma
destroza, y con sus dulces llamamientos,
por todos medios de atraerme trata
a las redes de Cipris tan temibles.
Tiemblo al verle tan cercano; horros me causa
cual el raudo corcel que en la carrera
el premio obtuvo, y tiemble y se amilana
cuando, inútil y viejo, le es forzoso
recibir los arreos y las galas,

y entrar en liza y en el raudo tiro
con el cabello ardiente que piafa,
la rienda suelta; cuando ya conoce
que al fin la fuerza y el vigor le faltan.

Versión de A. LASSO DE LA VEGA (español)

SUPLICA AL AMOR

De Meleagro (griego)

Oh amor infausto, mi pasión profunda
por Eliodora, hasta me quita el sueño:
Dame el gozarlo por instantes breves;
no más desoigas de mi musa el ruego.
Si no, lo juro por tu mismo arco
que sólo se dirige hacia mi pecho
y que ya en mí agotó todas sus flechas,
que he de dejar sobre mi tumba luego
esta triste inscripción: “en esta tumba
los despojos se guardan, pasajeros,
de un infeliz que con traidora saña
asesinado del amor ha muerto”.

Versión de A. LASSO DE LA VEGA (español)

CLIMENA

CLIMENA

De ASCLEPIADES (griego)

Amor, autor de mis penas,
cruda deidad, ¿qué te hice?
desde que a Climena he visto,
mi corazón se derrite
como la cera en el fuego,
porque abrasándome vive.
morena dicen que es ella,
y aunque es negra también dicen
los que así para curarme
sus encantos, que son miles,
rebajan. duros censores,
de tal opinión partícipe
seré por fuerza. ¿mas negro
no es el carbón?, y decidme,
¿No advertimos, sin embargo,
que cuando el fuego se irgue
en torno suyo, sorprende
con ese brillo sublime
que supera al de las flores
que de púrpura se tiñen?
Versión de A. Lasso De La Vega (español)

LOS DARDOS DEL AMOR

De ALCEO (griego)

¡Maldito sea el amor! ¿Por qué me lanza
como a salvaje bruto agudas flechas?
¿Por qué a mi corazón vienen derechas?
¿De qué injurias en mí toman venganza?
¿No asombra que de un dios la llama ardiente
con ardor tan intenso
me abrase y me consuma?
¿Qué gloria es la que alcanza
en su fácil triunfo el inclemente,
contra un pobre mortal así indefenso?

Versión de A. LASSO DE LA VEGA (español)

IDILIO

De BIÓN DE ESMIRNA (griego)

A la sombra de un haya frondosa
una tarde tranquilo dormía,
de repente hasta mi majestuosa
la gran reina de Pafos llegó.
su alma diestra al amor conducía,
que modesto sin arco ni aljaba,
de la tierra la vista no alzaba,
y así Venus benigna me habló:
“ ¡cuál me place la grata dulzura
de tus himnos, y el célico fuego;
y esa tan suave y tan pura
con que sueles mis glorias cantar!
¡Oh zagal! a Cupido te entrego:
dale, amigo, armoniosas lecciones;
presto sepa tan dulces canciones
repetir tu divino escolar”.
Citerea partió y al momento
mis sencillas canciones rurales
al compás de mi rudo instrumento
a enseñar a Cupido empecé.
¡Vano empeño! ¡Lecciones fatales!
¡Oh inocencia de mi ánima incauta!
cuál Minerva inventara la flauta
y Mercurio el laúd, le narré.
yo canté cual cítara de oro
forjó diestro el dulcísimo Febo;
cómo Pan su instrumento sonoro.
En Arcadia. De cañas formó.
distraído el alado mancebo
despreciaba mis castas historias;
y odas mil entonando amatorias
mis idilios jamás escuchó.
de las ninfas del mar las locuras
seductor celebra Cupido,
de su madre las tramas impuras,
y de Baco el procaz frenesí,
poco a poco dejé en el olvido
sepultadas mis églogas todas,
y de amor las impúdicas odas,
¡infelice! muy presto aprendí.

Versión de Montes De Oca (Mexicano)

ESTO ES AMOR

Esto es amor: llevar en la sangre
El impulso inefable de otra sangre,
Buscarse el corazón dentro del pecho
Y no encontrarlo hasta palpar su frente,
Padecer la ansiedad de ser en otro
Como grano de trigo germinando,
Es trasladar el mar hasta sus ojos
Y sumergirse en ellos hasta el alma,
Sentir la eternidad entre las manos
Al descubrir a Dios en su mirada,
Árbol del bien que las horas traspasa.
Esto es amor: ser uno proyectado.

EDUARDO COTE LAMUS (colombiano)

DE SU AMOR

De CAYO VALERIO CATULO (Latino)

Amo un tiempo y aborrezco.
¿Cómo ser puede? No sé,
Pero en mí lo siento a fe;
Yo esa tortura padezco.

Versión de MIGUEL ANTONIO CARO (colombiano)

INCONSTANCIA DE LA MUJER

De CAYO VALERIO CATULO (Latino)

Hoy la mujer que adoro así me dice:
"sólo a tu lado yo vivir anhelo;
sin ti fuera infelice
de Júpiter consorte allá en el cielo”.

Mas, ¡ay!, de la mujer el juramento,
El juramento que hace a quien la adora,
En alas del viento
escrito está, y en onda bullidora.

Versión de MIGUEL ANTONIO CARO (colombiano)

AMORES

De PUBLIO OVIDIO NASÓN (Latino)

Cantar propúseme un día
de la guerra y sus horrores
versos midiendo mayores
cuales el tema pedía.

El renglón segundo fue
al primero igual: Cupido
detrás rió, y al descuido,
del segundo borra un pie.

¡Rapaz! Colérico exclamo,
¿Qué tienes que ver conmigo?,
Pendones de Apolo sigo,
No tuyos: canto y no amo.

¡Sal, importuno! ¿Qué fuera
Ver a la lascivia diosa
Blandir la lanza, y de rosa
Coronarle la guerrera?

¿Qué si en las selvas al bruto
Ceres con dardos siguiese
Y Diana recogiese
De los campos el tributo?

¿Si en cambio del morrión grave
A Marte diese el de los bellos
Y destrenzados cabellos
La su cítara suave?

Torno a mi labor; y pruebo
De nuevo el verso acabar,
Y el pie postrero a borrar
Torna Cupido de nuevo.

Insisto yo: “ ¿Cómo quieres
que pulse amorosa lira?
Nada la turba me inspira
De amorcillos y mujeres.
¡Vastos tus dominios son;
En ellos manda! ¿O acaso
Quieres también el Parnaso?
¿Nada basta a tu ambición?

Mas él con ágil rodilla
Pára el arco armado al punto,
Y tóma, me dice, asunto
Que tratar a maravilla.

Clavado siento, ¡ay de mí!,
En el alma luego el dardo,
Y todo en amores ardo
Cuando de ellos libre fui.

Cada hexámetro seguido
Será de metro diverso,
Que de las guerras y el verso
Que las sirve me despido.

De mirto florido, pues,
Coronada la cabeza,
Musa a combatir empieza
Los once métricos pies.

Versión de MIGUEL ANTONIO CARO (colombiano)