CrónicaPoética @Davpapelcronica

jueves, 29 de abril de 2010

Amor

No, no has muerto, no.
Renaces,
con las rosas en cada primavera.
Como la vida, tienes
tus hojas secas;
tienes tu nieve, como
la vida...
Mas tu tierra,
amor, está sembrada
de profundas promesas,
que han de cumplirse aún en el mismo
olvido.
¡En vano es que no quieras!
La brisa dulce torna, un día, al alma;
una noche de estrellas,
bajas, amor, a los sentidos,
casto como la vez primera.
¡Pues eres puro, eres
eterno! A tu presencia,
vuelven por el azul, en blanco bando,
blancas palomas que creíamos muertas...
Abres la sola flor con nuevas hojas...
Doras la inmortal luz con lenguas nuevas...
¡Eres eterno, amor,
como la primavera!

Juan Ramón Jiménez (español)

ODA AL AMOR

Amor, hagamos cuentas.
A mi edad
no es posible
engañar o engañarnos.
Fui ladrón de caminos,
tal vez,
no me arrepiento.
Un minuto profundo,
una magnolia rota
por mis dientes
y la luz de la luna
celestina.
Muy bien, pero, ¿el balance?
La soledad mantuvo
su red entretejida
de fríos jazmineros
y entonces
la que llegó a mis brazos
fue la reina rosada
de las islas.
Amor,
con una gota,
aunque caiga
durante toda y toda
la nocturna
primavera
no se forma el océano
y me quedé desnudo,
solitario, esperando.

Pero, he aquí que aquella
que pasó por mis brazos
como una ola
aquella
que sólo fue un sabor
de fruta vespertina,
de pronto
parpadeó como estrella,
ardió como paloma
y la encontré en mi piel
desenlazándose
como la cabellera de una hoguera.
Amor, desde aquel día
todo fue más sencillo.
Obedecí las órdenes
que mi olvidado corazón me daba
y apreté su cintura
y reclamé su boca
con todo el poderío
de mis besos,
como un rey que arrebata
con un ejército desesperado
una pequeña torre donde crece
la azucena salvaje de su infancia.
Por eso, Amor, yo creo
que enmarañado y duro
puede ser tu camino,
pero que vuelves
de tu cacería
y cuando enciendes
otra vez el fuego,
como el pan en la mesa,
así, con sencillez,
debe estar lo que amamos.
Amor, eso me diste.
Cuando por vez primera
ella llegó a mis brazos
pasó como las aguas
en una despeñada primavera.
Hoy
la recojo.
Son angostas mis manos pequeñas
las cuencas de mis ojos
para que ellas reciban
su tesoro,
la cascada
de interminable luz, el hilo de oro,
el pan de su fragancia
que son sencillamente, Amor, mi vida.

Pablo Neruda (chileno)

¡QUIÉN RETIENE AL AMOR! . . .

Tanto es mi amor, por todos mis amores,
que en el jardín de la existencia mía
a verlas marchitarse día a día
preferí siempre deshojar sus flores.

Cuanto más encendidos sus colores
mueran en su triunfante lozanía,
más triste que la muerte es la agonía
de un amor entre dudas y temores.

Triste fin de un amor, cuando engañoso
quiere fingir que a su pesar nos deja,
y más ofende, cuanto más piadoso.

¿Y qué logrará la importuna queja
del ofendido corazón celoso?
¿Quién retiene al amor. . . cuando se aleja!

JACINTO BENAVENTE (español)

SUEÑO DE AMOR

¿Amor, amor, llamabas a mi puerta
Una noche de estío iluminada,
En el dulce vagar de una mirada,
Junto a la sombra de la mar desierta?

¿era vida aquel sueño? ¿No está muerta
Desde el nacer toda caricia alada
En mi frente de angustia traspasada
Que anima una razón pálida y yerta?

¿Era ayer o hace siglos? Un mirarse
-¿En dónde?-, una alegría y un latido;
El amado en la amada recrearse. . .

Engaño o realidad, oigo el sonido
De palabra que no llegó a expresarse,
De aquel beso de amor que no he sentido.

ÁNGEL VALBUENA PRAT (español)

AMOR

Deja que venga solo, deja que venga piano,
alegre, doloroso, como quiera venir...
que arome de silencios tu corazón cristiano
y pueble de luceros tu noche de zafir.

¡Pero nunca te empeñes en forzar el arcano!
Amor es un tesoro que cae de la mano...
Es arpa de los cielos que la tendrás que oír.
Deja que venga solo... Que llegará en un día

de sorpresa inefable para mi corazón,
cuando traigas del valle de tu melancolía
humedad en los ojos y en los labios canción.

¡Pero nunca te empeñes con sutil porfía!
...Amor vendrá de suyo como un Avemaría
a tu madrugadora campiña de ilusión.

JOSÉ MARÍA EGAS (ecuatoriano)

AMARGO AMOR

Amor! amargo amor! Llamas de nuevo
en este corazón q ayer fue tuyo;
mas, contra ti, como coraza llevo
la luciente armadura de mi orgullo.

Quise darte mi sangre, gota a gota;
vivir, soñar y combatir por ella;
y me azotó, como el señor que azota
al perro humilde que lamió su huella.

Alcé entonces del polvo mi cabeza.
La dejé que siguiera su camino;
y abriendo mi valija de tristeza
me puse a traficar con el destino.

Marqué alegrías y pagué dolores
en el amparo de propicia sombra;
y allí, bajo los pies de otros amores,
tendí mi juventud con una alfombra.

Hoy, cuando ya quemé todo mi incienso
y no hay en mi heredad rosas ni espigas,
déjame a solas con mi tedio inmenso;
Amor! amargo amor! no me persigas.

No me arrebates la quietud inerte,
la trágica quietud en que yo vivo.
Quiero seguir viajando hacia la muerte,
lloroso y taciturno, pero altivo.

Francisco Rodríguez Moya (colombiano)

¿CONOCE ALGUIEN EL AMOR?

¿Conoce alguien el amor?
¡El amor es un sueño sin fin!
Es como un lánguido sopor
entre las flores de un jardín…

¿Conoce alguien el amor?
Es un anhelo misterioso
que al labio hace suspirar,
torna al cobarde en valeroso
y al más valiente hace temblar;
es un perfume embriagador
que deja pálida la faz;
es la palmera de la paz
en los desiertos del dolor…

¿Conoce alguien el amor?
Es una senda florecida,
es un licor que hace olvidar
todas las glorias de la vida,
menos la gloria del amar…
Es paz en medio de la guerra.
Fundirse en uno siendo dos…
¡La única dicha que en la tierra
a los creyentes les da Dios!
Quedarse inmóvil y cerrar
los ojos para mejor ver;
y bajo un beso adormecer…,
y bajo un beso despertar…
Es un fulgor que hace cegar.
¡Es como un huerto todo en flor
que nos convida a reposar!

¿Conoce alguien el amor?
¡Todos conocen el amor!
El amor es como un jardín
envenenado de dolor…,
donde el dolor no tiene fin.

¡Todos conocen el amor!
Es como un áspid venenoso
que siempre sabe emponzoñar
al noble pecho generoso
donde le quieran alentar.

Al más leal traidor,
es la ceguera del abismo
y la ilusión del espejismo…
en los desiertos del dolor.

¡Todos conocen el amor!
¡Es laberinto sin salida
es una ola de pesar
que nos arroja de la vida
como los náufragos del mar!
Provocación de toda guerra…,
sufrir en uno las de dos…
¡La mayor pena que en la tierra
a los creyentes les da Dios!
Es un perpetuo agonizar,
un alarido, un estertor,
que hace al más santo blasfemar…
¡Todos conocen el amor!

FRANCISCO VILLAESPESA (español)