Vengo cansado y triste, buscando los divinos
remansos de tus ojos para lavar mi herida:
¡Traigo en el pecho el sello sangriento de la vida;
y en la sandalia el polvo de todos los caminos!
Pongo en tus manos castas el alma dolorida,
que ha menester de ingenuos ensueños cristalinos...
¡Y sean tus afectos los astros vespertinos,
ungiendo de dulzura la tarde de mi vida!
Y así como sentiste, en horas invernales,
errantes golondrinas llamar a tus cristales,
en busca del amparo piadoso de tu seno;
¡Hoy llegan mis amores, como aves extraviadas,
para anidar el dulce calor de tus miradas,
ansiosas de un refugio: tu espíritu sereno...!
Enrique Bianchi ( Uruguay )
Me precipito antes del día, me alcanzo con mi silencio guardador de mis palabras nacientes. Antes del día, he de venir con los ojos abiertos, sin mirar atrás.
domingo, 27 de junio de 2010
LA AMADA Y EL VERBO
Quisiera hacer romance oscuro
En donde sólo tú brillases.
Convocar palabras sencillas
Enhebradas en el romance
Por el hilo de tu voz clara
Que prestaría sus contrastes.
Ojalá pudiera tejer
Poema sólo hecho de aire
Que le sirviera a tu figura
De contorno, como a la frase
Sirve la letra de continente
Sin alterar su interna clave.
Que careciera de metáforas
Para que fueras tú la imagen.
Llamo a los cedros y pisquines
Y a palomas color de viaje,
Para que den matiz y forma
A la loa para loarte.
Porque tú eres la inasible
Que ninguna palabra logra.
La palabra cuando contempla
Tu alta hermosura, presurosa
Se desliza sobre el papel
Para recatarse en la sombra.
Edificaré mi poema
Con asonante rima sorda.
Sólo, el agua de pies ligeros,
La fugaz y perenne rosa,
La golondrina corta nubes,
El grillo de arpa herrumbrosa,
Como silaba naturales
De vegetal y animal oda,
Pueden elogiar tu belleza
En un idioma que no es idioma,
Sino decir de cedros altos
Y ágiles cuellos de palomas.
Álvaro Restrepo Vélez (colombiano)
En donde sólo tú brillases.
Convocar palabras sencillas
Enhebradas en el romance
Por el hilo de tu voz clara
Que prestaría sus contrastes.
Ojalá pudiera tejer
Poema sólo hecho de aire
Que le sirviera a tu figura
De contorno, como a la frase
Sirve la letra de continente
Sin alterar su interna clave.
Que careciera de metáforas
Para que fueras tú la imagen.
Llamo a los cedros y pisquines
Y a palomas color de viaje,
Para que den matiz y forma
A la loa para loarte.
Porque tú eres la inasible
Que ninguna palabra logra.
La palabra cuando contempla
Tu alta hermosura, presurosa
Se desliza sobre el papel
Para recatarse en la sombra.
Edificaré mi poema
Con asonante rima sorda.
Sólo, el agua de pies ligeros,
La fugaz y perenne rosa,
La golondrina corta nubes,
El grillo de arpa herrumbrosa,
Como silaba naturales
De vegetal y animal oda,
Pueden elogiar tu belleza
En un idioma que no es idioma,
Sino decir de cedros altos
Y ágiles cuellos de palomas.
Álvaro Restrepo Vélez (colombiano)
A ELLA
Semejas esculpida en el más fino
hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso
y eres embriagadora como el vino.
Y mientes: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
obrando tú como rapaz avieso,
correspondiste con la trampa el trino,
por ver mi pluma y torturarme preso.
No así el viandante que se vuelve a un pino
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
Salvador Diaz Miron (mexicano)
hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso
y eres embriagadora como el vino.
Y mientes: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
obrando tú como rapaz avieso,
correspondiste con la trampa el trino,
por ver mi pluma y torturarme preso.
No así el viandante que se vuelve a un pino
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
Salvador Diaz Miron (mexicano)
SERENATA
De Henry Wadworth Longfellow
Estrella de la tarde sosegada,
En lo más hondo del azul prendida,
Apaga el brillo de tu luz dorada,
Que está dormida,
Dormida.
Luna estival de la noche callada,
Sobre el lejano monte suspendida,
Esconde ya tu claridad plateada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.
Céfiro de la noche perfumada,
Sobre la madreselva retorcida
Suspende ahora tu carrera alada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.
Ensueños de la noche enamorada,
Decidle quedo que mi amor la cuida,
Cuando en su lecho cálido acostada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.
Versión de Jose Coronel Urtecho (nicaragüense)
Estrella de la tarde sosegada,
En lo más hondo del azul prendida,
Apaga el brillo de tu luz dorada,
Que está dormida,
Dormida.
Luna estival de la noche callada,
Sobre el lejano monte suspendida,
Esconde ya tu claridad plateada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.
Céfiro de la noche perfumada,
Sobre la madreselva retorcida
Suspende ahora tu carrera alada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.
Ensueños de la noche enamorada,
Decidle quedo que mi amor la cuida,
Cuando en su lecho cálido acostada,
Que está dormida,
Mi amada está dormida,
Dormida.
Versión de Jose Coronel Urtecho (nicaragüense)
MANO FEMENINA
De Theodor-Woldsen Storm (Alemán)
No ignoro que las quejas y el reproche
Nunca en tus labios hallarán palabras;
Pero el silencio de tu dulce boca
Es la elocuencia de tu mano pálida.
Mano en la cual eternicé mis ojos,
Su puro trazo de dolor nos habla:
Noches de insomnio que pasó, extendida,
Cubriendo un corazón que se apagaba.
Versión de A. Haas (español)
No ignoro que las quejas y el reproche
Nunca en tus labios hallarán palabras;
Pero el silencio de tu dulce boca
Es la elocuencia de tu mano pálida.
Mano en la cual eternicé mis ojos,
Su puro trazo de dolor nos habla:
Noches de insomnio que pasó, extendida,
Cubriendo un corazón que se apagaba.
Versión de A. Haas (español)
¡OH, VEN Y CIÉRRAME LOS OJOS…!
De Theodor-Woldsen Storm (Alemán)
¡Oh, ven y ciérrame los ojos
Con las tus manos adoradas,
Y bajo de ellas mis angustias
Reposarán así de endulzadas!
Cual se adormece, ola tras ola,
Nuestro dolor, nuestra pasión,
Cual cesa el último latido
Revivirá mi corazón.
Versión de F. Maristany (español)
¡Oh, ven y ciérrame los ojos
Con las tus manos adoradas,
Y bajo de ellas mis angustias
Reposarán así de endulzadas!
Cual se adormece, ola tras ola,
Nuestro dolor, nuestra pasión,
Cual cesa el último latido
Revivirá mi corazón.
Versión de F. Maristany (español)
PREGUNTA
De Theodor-Woldsen Storm (Alemán)
Dices que cuando, sola, sufres en tu aposento
largas noches de insomnio, surjo en tu pensamiento;
dices que entonces piensas en mí.
En tu alcoba difúndese el oro mañanero,
a tu paso divino se alegra el mundo entero. . .
Díme entonces si piensas en mí.
Versión de A. Haas (español)
Dices que cuando, sola, sufres en tu aposento
largas noches de insomnio, surjo en tu pensamiento;
dices que entonces piensas en mí.
En tu alcoba difúndese el oro mañanero,
a tu paso divino se alegra el mundo entero. . .
Díme entonces si piensas en mí.
Versión de A. Haas (español)
MUERTE DICHOSA
De Ludwig Uhland (alemán)
Muerto estaba de amor; amortajaron
en sus ebúrneos brazos mis despojos,
sus labios me besaron
y vi la luz del cielo en sus dos ojos.
Versión de Jaime Marti-Miquel (español)
Muerto estaba de amor; amortajaron
en sus ebúrneos brazos mis despojos,
sus labios me besaron
y vi la luz del cielo en sus dos ojos.
Versión de Jaime Marti-Miquel (español)
SONRISA DE VOLUPTUOSIDAD
De Saadi (persa)
En su pecho descansa su cabeza
y en tu mano la suya, palpitante:
su pecho se estremece con largueza
y sus ojos se cierran un instante.
Asoman ya sus dientes de diamante
en labios carmín; contén tu prisa:
si tomas posesión de aquella carne
perderás el sabor de su sonrisa.
Versión de Pedro Guirao (español)
En su pecho descansa su cabeza
y en tu mano la suya, palpitante:
su pecho se estremece con largueza
y sus ojos se cierran un instante.
Asoman ya sus dientes de diamante
en labios carmín; contén tu prisa:
si tomas posesión de aquella carne
perderás el sabor de su sonrisa.
Versión de Pedro Guirao (español)
LA TRENZA
De Omar Khayyam (Persa)
Procura desatar
los nudos de la trenza perfumada
de la mujer amada
que premia tu labor con dulces besos,
antes de que los nudos de tus huesos
se vean destrozados
y rotos y por siempre desatados.
Versión de Pedro Guirao (español)
Procura desatar
los nudos de la trenza perfumada
de la mujer amada
que premia tu labor con dulces besos,
antes de que los nudos de tus huesos
se vean destrozados
y rotos y por siempre desatados.
Versión de Pedro Guirao (español)
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