Semejas esculpida en el más fino
hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso
y eres embriagadora como el vino.
Y mientes: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
obrando tú como rapaz avieso,
correspondiste con la trampa el trino,
por ver mi pluma y torturarme preso.
No así el viandante que se vuelve a un pino
y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
Salvador Diaz Miron (mexicano)
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