De Saadi (persa)
En su pecho descansa su cabeza
y en tu mano la suya, palpitante:
su pecho se estremece con largueza
y sus ojos se cierran un instante.
Asoman ya sus dientes de diamante
en labios carmín; contén tu prisa:
si tomas posesión de aquella carne
perderás el sabor de su sonrisa.
Versión de Pedro Guirao (español)
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