CrónicaPoética @Davpapelcronica

lunes, 18 de octubre de 2010

SONETO AL AMOR

Cuántas veces, amor, por retenerte
puse a tus pies mi juventud rendida.
Y cuántas a pesar de estar herida
te la volví a entregar por no perderte!

Cuántas veces también, altivo y fuerte,
por alcanzar la gracia prometida,
me batí frente a frente con la vida,
o me hallé cara a cara con la muerte!

Y hoy, cuando mi ilusión vuelve a tu lado
trayéndole al misterio de tu hechizo
la pluma azul del pájaro encantado,

torna otra vez a mi pupila el lloro
al mirar desde el puente levadizo
que está cerrado tu castillo de oro.

ALBERTO ÁNGEL MONTOYA (colombiano)

GOZOS DEL DOLOR DE AMOR

Divina desgarradura
del alma. Lento morir
de dolor.
Bendita tu quemadura
que me ha enseñado a sufrir
por amor.

Pensé un día que el amar
fuera liviano placer
sin espinas;
pero he visto, a mi pesar,
que es un puro padecer
penas divinas.

Mas bendigo mi dolor
y bendigo la amargura
que me acosa,
y este callado terror,
y esta sed, y esta ternura
dolorosa.

Si yo supiera cantar,
con qué celestial lamento
cantaría.
Cantar fuera mi llorar,
¡con que melodioso acento
lloraría!

Cuando los hombres sufridos
padecen tribulaciones,
llanto y mengua,
son más dulces sus gemidos,
son más suaves las canciones
de su lengua.

Pero cantar olvidé
y están ya secas las fuentes
de mi llanto ...

¿Qué se hizo, adónde fué,
de aquellas horas ausentes,
el encanto?

La luz de mis alegrías,
el rayo de mi esperanza,
¿dónde fueron?
De aquellos pasados días,
el ardor y la pujanza
¿qué se hicieron?

Yo he perdido corazón,
juicio, voluntad, placer
y sosiego;
me consume la pasión
y sólo sé amar y arder
en este fuego.

Supe mirar y cegué,
supe hablar y enmudecí
en hondo abismo;
yo, que tan claro me vi,
desde que amo no sé
de mí mismo.

¡Fuerte amor, santa piedad
que me avivas y me inflamas
con tu ardor!
¡Oh congoja! ¡Oh caridad!
¡Oh pena y deleite! ¡Oh llamas
del amor!

Se hundió en mi carne el cauterio:
salió el alma por la herida;
quedé inerte;
sentí el terror del misterio ....
¡del misterio de la vida
y de la muerte!

Pero en el trágico instante,
¡oh fuentecilla que bañas
mi cercado!,
miré en tu espejo el semblante
que yo tengo en las entrañas
dibujado.

Sobre el cristal de la fuente
rutilaban como estrellas
sus pupilas ...
¡con un mirar tan clemente!,
¡con unas luces tan bellas
y tranquilas!

¡Amor! de tu flecha herido,
yo olvidé mis pesadumbres,
mis enojos,
y vi el cielo prometido
viendo las serenas lumbres
de tus ojos.

¿Qué importa vivir penando
y sentir en noche oscura
poco sueño,
si el alma vela, gozando
de la altísima hermosura
de su dueño?

Si el espíritu se enciende,
¿dónde habrá para esta tea
noche obscura?
Locura de amor me prende.
¡Dulce amor! ¡Bendita sea
tu locura!

Tú me enseñaste a sufrir,
tú me enseñaste a gozar
padeciendo.
Tú me enseñaste a vivir,
tú me enseñaste a triunfar
resistiendo.

Yo darte el alma he querido,
para que en ella ejercites
tu rigor.
¡Con tus dardos la has herido;
tenla, pero no le quites
su dolor!
RICARDO LEÓN (español)

AMOR ANTIGUO

Amor antiguo, cuya sombra empaña
mi cariñosa propensión de ahora,
eres como una sombra de montaña
sobre el encendimiento de la aurora.

Amor antiguo, cuya pesadumbre
traba la agilidad de mi alegría,
eres la tiranía de la cumbre
contra la libertad del mediodía.

Amor antiguo, cuya voz sofoca
la nueva vocecita del cariño,
eres palabra de proyecta boca
en una boca inédita de niño.

Amor antiguo, cuyo sentimiento
hace caber el mundo en nuestro llanto,
eres el alma convertida en viento
y eres el viento convertido en canto.

Amor antiguo, cuya remembranza
cada amorosa perspectiva cierra,
eres esa emoción que sólo alcanza
quien se acuerda del mar desde la tierra.

FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ (argentino)

EL QUERER

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
¡bien lo saben los que aman!

Loco me pongo si escucho
el ruido de tu falda,
y el contacto de tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza,
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura
una duda que me mata
que quisiera en un abrazo
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,
de curar no hay esperanza,
que en la sed de este amor loco
tu eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora
en que contemplé tu cara,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana.

Maldita sea la sed
y maldita sea el agua,
maldito sea el veneno
que envenena y que no mata.

MANUEL MACHADO (español)

AMOR

Amor que vida pones en mi muerte
como una milagrosa primavera:
ido ya te creí, porque en la espera,
amor, desesperaba de tenerte.

era el sueño tan largo y tan inerte,
que si con vigor tanto no sintiera
tu renacer, dudara, y te creyera,
amor, sólo un engaño de la suerte.

Mas te conozco bien, y tan sabido
mi corazón, te tiene, que, dolido,
sonríe y quiere huirte y no halla modo.

Amor que tornas, entra. Te aguardaba.
Temía tu regreso, y lo deseaba.
Toma, no pidas, porque tuyo es todo.

MANUEL MAGALLANES MOURE (chileno)

SONETO

Esta necesidad de sacrificio
que me hace vivir como muriendo
me subleva de modo que no entiendo
cómo me tiene amor a su servicio.

Quédese amor, y váyase el suplicio
que de antaño me tiene padeciendo!
el alma claro me lo está diciendo
que amar amor es amar sacrificio.

¡Ay, qué ser tan tenaz! ¡Ay cuánto exiges,
amor, de los que están a tus mandatos!
¡Ay alma, cómo gozas si te afliges!

¡Y qué bien miro lo que voy perdiendo!
¡Y qué bien miro que son insensatos
los que quieren vivir como muriendo!

ALFONSO REYES (Mexicano)

ALBORADA

Pero es verdad, amor, que hecho ternura,
de la ruta del tiempo desprendida,
meciste mi ilusión, recién nacida
a la vera oscura encrucijada?

Pero es verdad, amor, que una alborada
relámpagos de luz en unos ojos,
alumbraste los tímidos despojos
de un cadáver en viva sepultura?

Fue cierto, amor? Aun cuando más oscura
surge la selva cuando el rayo enciende
su ráfaga de luz en la espesura.

Si fue verdad, amor, y si contigo
el pasado un instante fue presente
por ese instante, amor, yo te bendigo.

SYLVIA LORENZO (Colombiana)