CrónicaPoética @Davpapelcronica

martes, 13 de julio de 2010

BALADA

De GUIDO CAVALCANTI (italiano)

Los ojos de la bella labradora
turban de modo tal la mente mía,
que en ella solamente se emplearía.

En cuanto ella me mira, me acobardo;
siente mi corazón como un temblor,
y nace de sus ojos, porque ardo,
un delicioso espíritu de amor;
y tiene para mi tanto valor,
que cuando él llega mi alma se desvía,
pues gozar su presencia no podría.

Siento luego surgir más de un suspiro
cuando de ella la mente me razona,
y penas por el aire llover miro
que matan de dolor la mi persona.
toda virtud entonces me abandona
hasta perder conciencia de mi ser,
y de la muerte créome en poder.

Tan quebrantado me hallo, que merced
no me atrevo siquiera a reclamar;
y encuentro a amor que dice: ella se ve
tan gentil que no puedo imaginar
que haya alguien que se atreva a la mirar,
y no exclame, vencida su porfía,
“si la mirase al punto moriría”.

Balada, cuando estés por dicha enfrente
de mi dulce aldeana, le hablarás
de mis congojas dolorosamente.
Dila: “el que a vos me manda está en desgracia,
más dice que esperar no osa la gracia
de hallar piedad, de tanta cortesía,
que a su amada hacer pueda compañía”.

Versión de F. MARISTANY (español)

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