Nadie te supo comprender,
Nadie sufrió con tu dolor;
Una mujer y otra mujer;
¡Siempre el engaño del amor!
Sacude tu agria lasitud,
Ahoga todo tu penar;
Que la carcoma del laúd
Nadie la puede adivinar.
¡Que siempre sea mi cantar
Una canción de juventud!
Fea es la luna ¿No es verdad?
Es enfermizo su claror;
Ella dejó sin heredad
Tanto poeta soñador.
Sueña un fantástico jardín
De extravagante floración,
Y ríe, ríe, corazón,
Con un trinar de mandolín.
Como un guerrero medieval
Ve a rescatar a Jerusalén.
Besa la cruz de tu puñal
Y sigue en pos del ideal
En tu soberbio palafrén.
Haz todo rojo tu pendón,
Enamorado paladín,
Y como irónico festón
Deja colgados del arzón
Los cascabeles de Arlequín.
Enciende toda tu emoción
En las quimeras que vendrán,
Y que tu aroma de perdón
Lleven en lenta procesión
Las golondrinas que se van.
Y cuando veas ondular
Una silueta de pasión,
Medita en el dolor de amar:
Yo te lo ruego corazón.
Pedro Sienna (chileno)
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