Amor de roto cauce sorprendido,
pequeño amor de desolada espiga;
rayo del corazón reconocido
por la secreta mies de mi fatiga.
Llama y ceniza, tiempo renacido
en los mismos caballos que fustiga,
río de soledad despavorido,
oculta forma que a la voz se liga.
Ansiedad de las sombras entregando
sus estrellas marchitas, clara fuente
su propio caminar iluminando.
Próxima espada del gemido ausente,
instante sus esferas prolongando,
agonía y amor eternamente.
Fernando Arbeláez (colombiano)
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