De PUBLIO OVIDIO NASÓN (Latino)
Cantar propúseme un día
de la guerra y sus horrores
versos midiendo mayores
cuales el tema pedía.
El renglón segundo fue
al primero igual: Cupido
detrás rió, y al descuido,
del segundo borra un pie.
¡Rapaz! Colérico exclamo,
¿Qué tienes que ver conmigo?,
Pendones de Apolo sigo,
No tuyos: canto y no amo.
¡Sal, importuno! ¿Qué fuera
Ver a la lascivia diosa
Blandir la lanza, y de rosa
Coronarle la guerrera?
¿Qué si en las selvas al bruto
Ceres con dardos siguiese
Y Diana recogiese
De los campos el tributo?
¿Si en cambio del morrión grave
A Marte diese el de los bellos
Y destrenzados cabellos
La su cítara suave?
Torno a mi labor; y pruebo
De nuevo el verso acabar,
Y el pie postrero a borrar
Torna Cupido de nuevo.
Insisto yo: “ ¿Cómo quieres
que pulse amorosa lira?
Nada la turba me inspira
De amorcillos y mujeres.
¡Vastos tus dominios son;
En ellos manda! ¿O acaso
Quieres también el Parnaso?
¿Nada basta a tu ambición?
Mas él con ágil rodilla
Pára el arco armado al punto,
Y tóma, me dice, asunto
Que tratar a maravilla.
Clavado siento, ¡ay de mí!,
En el alma luego el dardo,
Y todo en amores ardo
Cuando de ellos libre fui.
Cada hexámetro seguido
Será de metro diverso,
Que de las guerras y el verso
Que las sirve me despido.
De mirto florido, pues,
Coronada la cabeza,
Musa a combatir empieza
Los once métricos pies.
Versión de MIGUEL ANTONIO CARO (colombiano)
No hay comentarios:
Publicar un comentario